martes, 1 de diciembre de 2015

Los 11 de Albarracín. 28 y 29 de Noviembre de 2015.

 Finales de Noviembre..., 7.00h de la mañana...



En nuestro punto de salida habitual, (Repsol al lado del Decathlon): y de izquierda a derecha, Rafa, Lucy, Susi, Antonio, Eliseo, Poli, Juanma, (que no pudo venir), el que escribe, y David. Todos buena gente.



Que nuestro buen amigo Juanma nos vio desde la carretera, y se paró con su RT para saludarnos, y echarnos una mano con las fotos, (Aquí Poli parece un santo...), y Javi, a la izquierda de Susi.





Al final, como suele pasar, entre risas y bromas salimos a las 7.35h..., ya la estamos liando..., en consecuencia, sin paradas hasta El Pontón, prácticamente al lado de Requena, que tenemos a dos compañeros más esperándonos, ya que viene de Valencia.





Esta foto se repetirá más adelante, pero, no puedo evitar hacer este pequeño inciso: Vicente y Amparo, en su primer viaje con nosotros. Y seguro, que no es el último...


Y ya estamos todos, una escampa: 8 motos y 11 amigos...





Esa mañana ya hacía frío..., y después de pasar por Villena y Almansa, subir Cofrentes, y pasar por Requena, no hizo más que empeorar..., pero, todavía quedaba más frío por pasar.





Sin embargo, ahora tocaba seguir preparandose un poco más, (Amparo, muchísimas gracias por el polar, ya te lo subo a Valencia, me vino genial todo el viaje).



Un café caliente, (o casi, eh Rafa...?),y como suele decirse, Non Stop, (o sin parar...), hasta nuestro próximo objetivo.





Son las 11.00h, y volvemos a estar en la carretera. Poco tráfico, mucho sol, pocas nubes, y sí, mucho frío..., pero, vale la pena. Todo forma parte de la aventura.

Llegamos a las 13.00h al Nacimiento del Río Cuervo:







Y como estaba previsto, almorzamos allí, tipo picnic, porque, ya sabía que al final, se nos pegaría el arroz...



Un rato de relax,



andar un poco..., estirar las piernas en definitiva.



Ver, comparar, y preguntar sobre diferentes tipos de motos. En este caso, Eliseo no pudo traer a su querida Black Pearl, (Perla negra, Pan European), y se llevo la Burghman, que la verdad, es que va muy bien con esa moto también...











Y como me gustan todas, hasta las tetras, viendo en detalle la Z800 de David.



Vicente y Amparo con su incombustible GS850.





Como suele ser habitual, las Bmw con tres representantes fueron mayoría, por detrás, dos Kawasaki, una Suzuki, una Triumph, y una Yamaha...



Tras el picnic, otro café, y esta vez, se nota que esta caliente Rafa...



En este restaurante nos trataron muy bien, informando sobre las mejores carreteras para ir en moto, e incluso, dando diferentes opciones y posibilidades para comer de camino a Albarracín, tras declinar amablemente su invitación de comer allí, porque, nos quedaba mucho camino, y no queríamos llegar de noche...



Poli y Vicente.





Aunque falte Javi, que estaba haciendo la foto, estos eramos los 11 de Albarracín.

Decidido, vamos a Beteta a repostar.





Ya estamos en el Alto Tajo, que después de pasar por la Serranía de Cuenca, tenía mucho que demostrar...



Y lo hizo. Impresionante todo.

Sin embargo, tuve un fallo de logística. Tenía planeado comer en el Asador de Albarracín, un sitio muy bueno para comer, o en su defecto, sí ibamos mal de hora, ir a Orihuela del Tremedal, (Guadalajara), donde ya comimos a la bajada del anterior viaje de Soria y Logroño..., pero, ya son las 15.00h, y todos los sitios que nos dijeron en el restaurante del Nacimiento del Rio Cuervo estaban cerrados. Antes de llegar a Orihuela del Tremedal, llamamos al restaurante, y están completos por un bautizo, (los bautizos normalmente son los domingos..., ya les vale), después, incluso la Residencia Tiempo Libre, con buffet libre, esta cerrado hasta Marzo, otro bar pequeño, no se puede comer..., y todo eso después de pasar por Peralejo de las Truchas, Chequilla, Checa, Orea..., que también estaba cerrado, acabamos en Bronchales.


Y comemos lo más típico de esa zona de Teruel: pizzas.


Todo tiene su explicación. Son las 16.00h, sin comer, y encontramos esta heladería chocalatería, que tienen pizzas para llevar.... Esta claro, llama el dueño a la cocinera, ya que las masas de las pizzas las hace a mano, y a esperar..., hasta pasadas las 17.00h de la tarde. Eso sí, las pizzas estaban muy buenas, (recomiendo la Napolitana: mozarella, anchoas y tomate, aunque, le falto el toque del orégano). 




Y se estaba caliente por los radiadores, pero, no así la pizarra que hacía de respaldo...


 


Comimos bien, entre amigos y risas, todo se nos paso volando.


 Y a las 18.00h, derrapando para Albarracín, que ya era de noche, y nos quedaban 31 kms...

Al llegar a Albarracín, parada estratégica en el primer parking que vemos, ya que nos tenemos que separar, (somos 11, y estamos en 4 hoteles diferentes..., a pesar de los esfuerzos de Amparo por conseguir estar todos en el mismo hotel), quedamos a las 20.00h zulú para ir a cenar.



Fuimos al "pub" más lleno del pueblo...









Pero antes, a buscar la plaza Mayor, (ayuntamiento, que tiene unas vistas impresionantes, incluso de noche), para tomar algo frío...




Un par de cervezas después, a cenar.



Antonio.



David y Poli.




Sitio pijo, y nada barato. No obstante, cenamos bien.









Eliseo.





Rafa y Lucy.



Vicente y Amparo.













Poli es el mejor animando las cenas. Siempre.



Antonio y su sopa de ajo.







Ya iba cargado con las compras para la familia.





Así, entre risas y -1º, bajamos a los hoteles respectivos, que ya era tarde, y el domingo habíamos quedado a las 10.00h.



Albarracín de noche..., que decir, para no que quedarse corto...?



Esta foto no hace justicia a la belleza de Albarracín y sus increíbles vistas, incluso de noche.

Domingo por la mañana:



Vaya ganas de ir en moto..., con lo caliente y bien que se esta en la habitación, pero, para eso hemos venido.

No obstante, la mañana se presentaba complicada:



Heló por la noche.



Y a pesar de que pudimos meter las motos bajo el voladizo de la acera..., aún así, todas las motos tenían escarcha.


Aun así, todas las motos tuvieron su ración de escarcha.









Y la FJR de Poli, falló con la batería. (Sigue siendo la original, 8 años después...). Pero, al final arrancamos gracias a la ayuda de una grúa de asistencia que paso por allí, y el Sr. tuvo la amabilidad de dejarnos el maletín con pinzas para arrancar, ya que hace 50 años también tuvo moto, y le siguen emocionando igual, hoy en día.

No obstante, esa mañana, también tuvo momentos buenos.

 





Eliseo y Poli.



Con la scooter de Eliseo, cada día estoy más convencido que este tipo de motos han sido muy subestimadas por la inmensa mayoría de moteros, entre los cuales me incluyo.



Sobre las 11.00h, salimos directos al Museo Minero de Escucha.


 


 









Eliseo.



Poli.









Susi.







Javi.



Y a sacar las entradas para ver la mina.



Y empieza el cachondeo:



Soy minero. Y lo sabes. (Javi)



Poli y Eliseo.



Susi y Javi.



Antonio y Rafa.



Vicente.


Vicente y Luisa, nuestra guía en la mina.









Poli.








Antonio.

Empieza la visita:











Lo primero que nos encontramos, el "trenecito", es decir, una plataforma unida por un cable a un cabestrante.



Apagan las luces al llegar al final. (Intente que sí podían hacer como que había algún tipo de fallo, y nos quedábamos atrapados abajo..., pero, la guía me dijo que no. Lástima..., hubiera estado bien, aunque, solo un par de minutos, claro).





Sí. Agobia tanto como parece.



Pero, dura poco.



En seguida estamos abajo...



200 metros más abajo...





Y encantados...









Todo.



Nada.



Menos que nada.



Esto era el campo de visión de los mineros...



Con lampara en el casco con batería...



Ir con un candil de aceite, o lampara de carburo en la mano, tendría que ser muy diferente...



Y ahora empieza lo bueno, lo autentico.

La guía era una máquina, y muy agradable. Nos explico todo, y respondió a todas mis preguntas, que no fueron pocas.



Mina de carbón de lignito, (uno de los 5 tipos que hay), activa entre 1940 a 1968.





Con ventilación forzada e iluminación, sin olvidar las antenas para tener comunicación con la superficie por los "walkis", sin olvidar el teléfono, (tiene un nombre complicado), de la época, que funciona girando una pequeña manivela, que hace un zumbido y electricidad, que todavía funcionaba...



Refuerzos de hierro, madera seca por todas partes..., y todo tiene su motivo. Desde la resistencia del hierro a los derrumbes, a la madera seca que cruje cuando va cediendo por la presión....



Incluso, tienen un simulacro de demolición en el fondo de una galería, con un destello rojo, humo blanco, y sobre todo, el sonido de las rocas al caer, que debido a las galerías, el efecto es impactante..., (sí apagaran las luces en este momento, sería para grabarlo por infrarrojos...).







Y me falta la foto de "la rusa"..., una fresadora. Como anécdota, la gente del pueblo se entero hace 14 años, que es cuando reabrieron la mina como museo, que era una máquina fresadora, porque, los mineros solo decían que hoy habían trabajado con la rusa. Nada más.



Una visita muy interesante y recomendable. Te haces una idea de las condiciones de trabajo extremadamente duras de los mineros de antes, y de los de ahora, ya que sí bien todo el mundo tenemos claro que es un trabajo duro, después de verlo en vivo, lo aprecias en toda su dimensión: oscura, profunda, calor, polvo, todos los sonidos se amplifican, la escalera por la que subían y bajaban todos los días los mineros, la falta de aseo, etc...

La visita se alargo más de 90 minutos..., Luisa, nuestra guía, al final, tras mucho preguntar por todo, termino saliendo de su papel de mera guía, para explicarnos de primera mano, y con sus propias palabras, lo que significa para un pueblo pequeño, el cierre de la mina. Y no solo por los propios mineros y sus familias, sino, para todo el pueblo en general. Como el descenso brutal y sin freno de la población, lleva consigo la perdida de servicios y derechos al lado de casa, que todos damos por supuesto, y de repente, ya te tienes que desplazar mínimo 3 kms para todo, o 50 kms. Por todo ello, la visita fue algo muy especial, al menos para mi, y esas casi dos horas entre una cosa y otra, valieron la pena.

 Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Eran las 14.00h de la tarde, había un restaurante en el mismo recinto del museo, y nos quedamos a comer allí:








Después de comer, a las 16.00h, directos a casa. Autovía llegando a Teruel, y hasta casa.

En total, 962 kms, con un consumo medio de 5.5l de la Tiger 800 Xc de Antonio


y una media de 75 km/h


Un buen fin de semana. Nos falto ver la cascada de Calomarde,  Pitarque, Rubielos de Mora, Montaejos, y sobre todo, ver Albarracín como se merece, pero, no importa. Se que voy a volver...

La próxima, más y mejor.

PD. Mención especial a Vicente y Amparo, ya que era su primera salida con nosotros, y no se han asustado ni por el frío, kms, ni las largas tiradas sin pausa.