jueves, 1 de marzo de 2018

El Desafío 2018: mí último Desafío.


(Esta foto no es de mí moto, sino de la Tracerr 900 de Danubio, aún así, para mí, es la más especial del viaje..., ese amanecer en Almería, lo compensa todo).

Viernes 23 de Febrero de 2018. A las 6.02h llegué a la gasolinera, Rafa y Raquel repostando, Danubio y Betty esperando, empezaba el viaje...

A las 7.30h llegamos a Alhama de Murcia, para recoger a Pive y a Juani, y sobre todo, para poder tomar un café caliente, porque, salimos con 8º, y llegamos a estar 2.5º casi todo el camino.


Poco antes de las 10.00h, paramos a almorzar en Mazarrón, Murcia, en un sitio pequeño y muy cutre..., que resulto ser un almuerzo muy bueno, 





De izq. a der: Raquel, Danubio, Betty, Juani, Pive, Seigen y Rafa.


Danubio, Betty y Juani.


Juani, y Pive..., sí, con el móvil.


Rafa y Raquel.

y nos atendieron bien, incluida la broma de la tarta de cumpleaños:


Con la señora del chiringuito.

Seguimos, con frío, pero, con el estómago lleno, y disfrutando de la costa almeriense...


Carboneras, un clásico par nosotros.


El precio del selfie de Betty....





Tracer 700 de Seigen, Tracer 900 de Danubio, y Bandit 650 de Pive. Falta la 1200 GS Adventure de Rafa.

Sobre las 14.30h encontramos de rebote, este buen sitio en Nijar, Almeria.



Pive, (siempre con el móvil en la mano...),  y Juani.


Pive, (que verlo sonreír es toda una hazaña...), con Juani.


Raquel, Rafa, y Danubio.


Raquel y Rafa.


Rafa, Danubio y Betty.




Restaurante El Pinche, en Nijar. Por un menú diario de 10€ se come increíble...


Los postres, que como siempre, lo mejor de la comida.

Llegamos a los hoteles:


Playasol para Raquel, Betty, Danubio y Rafa.


Betty y Danubio.

Y Playacapricho para Juani, Pive y Seigen.


Personalmente me decepcionó mucho el hotel. Desde lo viejo que era todo, a que se oía todo el ruido de fuera, y sobre todo, que desde el primer momento que entré, tuve la misma sensación:


"Estos es un picadero de los 70´...."

No obstante, lo mejor estaba por llegar..., 2.65€ por una botella de agua de 1 litro para la cena, porque, sí, es buffet libre, pero, la bebida va a parte..., y con la mano abierta.

Después de haber aparcado las motos en el parking exterior del hotel, dejar los trastos, quitarnos las botas, y relajarnos un poco, de rebote, oigo que hay que pasar verificación técnica..., en consecuencia, a volver a por las motos, y al parking de la salida.


A ratos en marcha...



el resto empujando..., 


algo más de una hora, y se nos hizo de noche.

Una vez las motos aparcadas en el parking para la salida,




 una de las pocas fotos de grupo del viaje:


Betty.


Danubio y Betty.


Raquel y Rafa.

Y de vuelta al hotel...



Juani y Pive.


Raquel y Rafa.


Seigen.

Esta vez ha sido el primer viaje en el que he ido de "candelabro"..., 3 parejas, y yo solo. (Para la próxima tengo que engañar a Isabel para que venga conmigo, que desde su último viaje en 2011, ya toca...).


Danubio, Juani, Pive, Raquel, Rafa, Seigen y Betty.


Pive y Juani.


Seigen.


Betty.


Lamentablemente, por un error de Pive y mío, acabamos en un hotel diferente al de Rafa y Danubio, aún así, pudimos tomar algo todos juntos en su hotel.

La cena del viernes, y al sobre.

Sábado 24: 4.00h arriba, 5.00h, desayunando,


Pive y Juani.


Raquel, Betty, Danubio y Rafa.


Seigen.

 y a las 6.33h ya estábamos en pleno Desafío.


Danubio.

En la salida, prisas, nervios, ganas de salir..., lo normal en estos eventos.


La Tracer 900 de Danubio en pleno amanecer en Almería.



Danubio y Betty.


47 kms de autovía nada más empezar, y después, curvas sin parar. La mañana fue bien, haciendo kms a buen ritmo, y todo parecía fácil, hasta que en uno de los múltiples puntos de control, la organización nos avisa de que sí nos sentamos a comer, se nos hará de noche, y que no terminaremos. Por lo tanto, sin almorzar, y tirando sin parar.


Prueba fotográfica con el mortero de piedra más grande del mundo. Raquel y Rafa.


Pive y Juani.


Seigen.


Creo que fue después del motero, cuando un compañero con una Varadero 1000, (curiosamente, hablé con el día anterior, sobre que tuve una igual en negro), tuviese un problema con una fuga de aceite masiva y no pudiera continuar:


Pive lo intento, pero, el filtro de aceite estaba bien, y el tapón del carter tambien, pero, perdía aceite a chorros con el motor en marcha. Una pena que no pudiera terminar la ruta.


En esta parada tuve un poco de tiempo...


y un almendro en flor, siempre vale la pena disfrutarlo.

Uno de los pocos momentos de relax del día..., y un poco más adelante, parada obligada antes de coger al resto del grupo:


A 1º grado y con los guantes de piel de verano...


Porque, con el guante derecho de invierno, no podía meter el dedo meñique, al doblarse el forro interior..., y al final, con dolor en los antebrazos, casi me como la curva anterior, porque, llegó el momento, de que prácticamente no podía cerrar los dedos sobre la maneta el freno. Al final, paré, partir una rama fina seca de un pino, y pude solucionar lo del guante..., que desastre.


Las carreteras limpias de nieve, pero, llenas de sal...

Seguimos haciendo ruta, y llegamos a Velefique, Almería. (Le tengo manía este puerto..., bonitas vistas, pero, pena de horquillas).


Rafa, Raquel, Juani, Seigen, Pive, Danubio y Betty.



Betty y Danubio.


Seigen, Danubio y Rafa.


Juani.


Juani y Pive.

Entre Velefique y Calar Alto:


Raquel y Rafa.



Seigen.



Y entre Velefique el siguiente punto...


Observatorio de Calar Alto, Almería.


Betty y Danubio. Para esta foto se nota la experiencia de Danubio con lo marrón..., y lo blanco, en este caso, aunque luego se quejó de que patinaba mucho la rueda trasera...



Pive y Juani.


La roja, que cada día va mejor...


Raquel y Rafa en movimiento. Lastima no haber hecho más fotos así...

A las 12.00h nos distanciamos un poco, en dos grupos, Danubio, Betty, Rafa y Raquel delante, y Pive, Juani y Seigen un poco más atrás.

Paramos por fin a comer algo a las 14.45h, y después, ya no nos volvimos a ver hasta la llegada al hotel, ya que había un desfase o error en el roadbook de rollo continuo, respecto al roadbook de libro, y tras llegar a repostar a la gasolinera que no era, y dar una vuelta enorme, perdiendo más de una hora, volvimos a hacer en circulo el mismo recorrido que antes de comer, llegando al mismo bar donde comimos. Llegados a este punto, hable con Pive y Juani, y decidí dar por concluido el Desafío para nosotros.

El cansancio acumulado, las 17.00h, un montón ingente de motos en el pueblo, buscando como locos como seguir la ruta, que parecía que estábamos en un bucle del que no sabíamos salir, y sobre todo, que no quería que se nos hiciera de noche por la bajada de temperatura que se produciría, opte por la decisión más lógica en ese momento, retirarnos al hotel, y poder descansar para el día siguiente.

Poco después de llegar nosotros, llegaron Betty, Danubio, Raquel y Rafa, que hicieron un punto de control más que nosotros, y sobre todo, el puerto de Santillana, (que seguro que tengo que volver a Almería para hacerlo).


Betty con los diplomas después del Desafío 2018.


Domingo 25, la vuelta.

Conseguir salir del parking fue una odisea..., y eso, que eran ya las 9.30h pasadas de la mañana...



Raquel, Betty, Danubio y Rafa.

Y menos mal que abrieron la barrera del hotel, porque, nos metíamos todos por las aceras para llegar al parking, pero, esa mañana, todas las aceras estaban llenas de motos...


Aquí mareando cerca del puerto de Almería..., y eran ya las 11.00h...

Continuamos por nacional hasta la provincia de Murcia, aunque un poco antes, Danubio y Betty se desviaron a Caravaca de la Cruz, y Raquel y Rafa tiraron un poco más, mientras Pive, Juani y Seigen se quedaban a comer en Totana.



Con estos postres, no se puede perder peso....


Seigen.


Pive.

Después de comer, Pive y Juani se desviaron a Alhama de Murcia, y yo, (Seigen), seguí solo..., hasta Santomera, donde como tenía que lavar la moto para quitar la sal del fin de semana, decidí repostar, y lavar la moto. Al entrar a la zona de lavado a presión, vi al resto de compañeros del grupo, Betty, Danubio, Raquel y Rafa, que estaban de charreta después de lavar las motos.

Tras otra hora charlando sin prisas, de tirón hasta casa por autovía, llegando más pronto de lo normal en estos casos, (18.30h aproximadamente), y 1.650 kms de tres días muy intensos.

Como siempre, intento transmitir lo que para mí son mis viajes y experiencias, y esta, no es una excepción.


El Desafío es especial, así como Conguitos y Navaraider, con sus pros y sus contras. Todos mis compañeros de viaje han disfrutado de la experiencia, y todos repetirán, sin embargo, esta vez soy yo el único que no quiere repetir Desafíos de este tipo, sencillamente, por la dinámica que tienen este tipo de pruebas: demasiados kms, y sobre todo, fatiga y cansancio.

 Cuando a las 14.30h, sin almorzar, y sin comer todavía, en pie desde la 4.00h, (el día anterior las 6.00h), me quedé frito bajando un puerto un momento, justo cuando piso un bache, e inconscientemente di un golpe de gas en 3ª, con la carretera llena de tierra, y deslizó la rueda trasera, en ese mismo momento, ya sabía que no repetiría, al menos de momento, más pruebas de resistencia.

 Para mí salir en moto, es compartir la experiencia con mis amigos y compañeros, disfrutar los puertos, curvas, paisajes increíbles que solo podemos disfrutar de esta manera cuando vamos en moto, pero, también, en un viaje de tres días, me gusta ver algo más para el recuerdo, castillos, cuevas, museos, minas, pasos elevados por los ríos, en definitiva, algo más..., y sí a eso le sumamos el desgaste físico acumulado, y la eterna que se hace la vuelta..., por el momento, este Desafío, ha sido el último.

 Supongo que será una fase, o que como todo, voy evolucionando..., pero, quiero disfrutar de todos y cada uno de los momentos encima de la moto, y no luchar por no quedarme durmiendo, o mirar de reojo el reloj, desesperado por llegar al hotel o a casa.

 La próxima aventura: Jaén y las Alpujarras..., otra vez.

PD: Este viaje lo recordaré por el frío, y por el de las tres parejas y el "candelabro"..., es decir, yo.