Sábado 18 de Septiembre de 2021.
Como ya teníamos previsto de la anterior escapada, dentro de lo posible, empezaríamos un poco más tarde, y a las 6.30h clavado en la gasolinera, y ya estaba esperando Juanmi, (MP3 Sport de Piaggio), que viene desde Murcia...
Tras esperar 5 minutos, nos íbamos a ir, pero, nos faltaba Corrigan, (Tracer 700), y tras llamarlo, estaba llegando...., y los 3 juntos, a buscar en Orito, (Alicante), a Fernando, (Tiger 800), Josema y Aurora, (Vstrom 650), y a buscar en Villena, (Alicante), a Rafa y Lola, (Vstrom 1000),
Enrique, (Gs1200), y Jose, (Tracer 900), y Dimas y María Jose, (Vstrom 650).
11 motos, aparcar siempre es algo delicado...
Lola, Aurora y María Jose.
En este punto, la climatología nos iba enseñando como iba a ser la cosa..., salir de casa a las 6.00h, con 24º, en Villena, 18º, luchando contra la niebla espesa, con las viseras y las cúpulas de las motos chorreando, antes de Almansa, (Albacete), 13º..., y la guinda, pasando Jarafuel, (Valencia), habíamos bajado hasta los 7º, y jugando con los 12º.
No obstante, a las 9.00h llegamos a Requena, (Valencia), donde recogimos a Mario y Noelia, (VFR800), mientras tomábamos chocolate o café con churros, (porras, los churros gordos...), a unos agradables 15º..., y tras unas risas, conocer a Noelia en la que sería su primera escapada en moto, y admirar a Mario, que como siempre, lleva el mono de cuero perforado, (y que vienen desde Castellón...), empezamos lo bueno, buscando a la última pareja que nos falta por recoger, a Sergio y Nina, (ER6N), en Cañete, Teruel, y ellos vienen desde Valencia.
Y así, entre presentaciones,
risas, parada técnica al lado de la muralla.
Ahora sí, los 16 camino a ver varias cosas, antes de llegar al hotel en Cuenca, de todas formas, Teruel nunca defrauda a nadie, y nos quedaba mucho por ver y hacer.
Curveando a ritmo intenso, disfrutando de las vistas por el espejo, de todos los puntos de luz que son mis compañeros, y hablando con Fernando, afloja un poco, que te vas a pasar el nacimiento..., de repente, clavada de frenos, y para adentro, otro clásico:
Nacimiento del rio Tajo.
Enrique.
Enrique y Jose.
Aurora y Josema.
Cuando no lo conoces,
llama la atención, pero, es más bien soso, y sí no es por la estatua, y el entorno, pasaríamos de largo, pero, siempre aprovechamos, parada técnica, fotos, y de paso, Enrique que quería probar sus TCK-70:
Por lo que me dijo, pista muy fácil y accesible...
Pero, muy corta.
Seguimos haciendo camino, y los 18º no nos abandonaban, pero, se hacía muy llevadero, con un punto de frío extra.
Hasta aquí, muy bien, temperatura agradable, paisajes verdes profundos, de los que tanto nos gustan, y hemos hecho un poco de turismo, que siempre se agradece, y sobre todo las mujeres, ya que paramos, y no es todo moto al 100% del tiempo. No obstante, parte del atractivo, es que nadie sabe a donde ni por donde vamos..., simplemente, disfrutar de la moto, conducción, paisajes y compañía.
Y por todo ello, en la siguiente parada, nos metemos por una pista de tierra, despacio y con mucha calma, eso sí..., y seguimos hasta unos 100 mts aproximadamente, y paramos al lado de la Sima de Frías..., la sorpresa les gusta a todos.
Y aparcar es sencillo.
Nadie quería dar la vuelta a la Sima, pero, por ver sí podíamos ver el fondo...
Mario de Castellón.
Y Noelia, también de Castellón.
Y si no se puede ver el fondo sin dron,
merece la pena rodear la sima.
No es como la de San Miguel,
pero, aún así, merece la pena la visita.
Y seguimos haciendo ruta, cuando, como dice el refrán, no hay dos sin tres, volvemos a parar en un pequeño parking.
Lola y Rafa en la cascada de Batida, y las 3 visitas sin salir de Teruel...
Josema, porque, hacer buenas fotos no siempre es accesible.
Hay que bajar por unos escalones desiguales,
muy hechos polvo, literalmente,
pero, justifica la belleza de la naturaleza, el silencio solo roto por el caer del agua, y nosotros, claro...
Nos llevamos un buen recuerdo, y algo me dice, que volveremos.
Pero, ya era la hora de comer, y estábamos cerca de Albarracín, Teruel, y aquí tuvimos el único punto negativo del viaje: el ayuntamiento ha tenido a bien de implantar en todos los parkings públicos, excepto el más pequeño, que estaba masificado lógicamente, y el resto es zona azul,
con máquinas para poner la matrícula de la moto, que pagan igual que los coches, y es más caro que en Alicante, y nos tocó pagar 2.2€, para algo más de 2 horas que tardaríamos en volver de comer..., vamos, un atraco, más de 10 años visitando Albarracín en moto, y ahora, toca pagar por horas...., flaco favor para todos los que viven del turismo.
Noelia, Josema, Mario y Seigen, subiendo sin fin...
Y tras subidas y bajadas, llegamos al restaurante:
Mario y Noelia.
Mario, Noelia, Jose y Enrique.
Nina, Sergio, Lola y Rafa.
Corrigan, Seigen, Juanmi y Fernando.
Nos recreamos con calma en la comida, y ya solo tocaba pasear, esta vez bajando, a buscar las motos.
Las vistas son emocionantes, como siempre.
Tras coger las motos, salimos de Albarracín, y se parte el grupo. Paramos a esperar...
ya que Corrigan me llamó por teléfono al comunicador, que Juanmi se había caído en parado con el MP3 al hacer un giro cerrado, pero, estaba bien, y en seguida venían. Caídas en parado, a todos nos ha pasado.
Y cuando todos pensaban que no veríamos nada interesante de camino al hotel, nos metemos en Guadalajara, (María Jose no me creyó cuando le dije que después de comer haríamos Guadalajara a Cuenca...).
Y otro clásico para nosotros:
Las formaciones rocosas de Chequilla, Guadalajara.
Estábamos cerca del hotel, y nos tomamos con mucha calma la parada.
Pero, llevábamos buen ritmo, el día era espectacular, y teníamos ganas de moto y curvas.
Nina y Sergio. Y aquí me permito un pequeño inciso, ya que Sergio sigue este blog desde hace años, y ahora, seguro que le cambia la perspectiva de verlo desde fuera, cuando lo hemos vivido desde dentro, y seguro que aprecia la diferencia. Además, Nina no subía en moto desde el 2010, y vinieron desde Valencia. Esto es pasión por la moto.
Y con lo grande que era el sitio, y sin darnos cuenta, todas las motos iban juntas, de manera instintiva...
Fernando, con su Tiger 800.
Mario y Noelia, con su VFR 800, que junto a la ER6N de Sergio, las únicas motos no trail del viaje. La VFR es preciosa, de líneas simples y fluidas, y esta vez con unas simples alzas de manillar, Mario ha ganado mucho en comodidad, y eso siempre se agradece.
Sólo nos quedaba llegar al hotel, y los últimos kms para llegar, la carretera estaba fatal, asfalto descarnado, con asfalto viejo negro, con otro rojo debajo a tramos mucho más viejo, en el que todos tuvimos más de un susto serio por la gravilla, lo que nos obligo a bajar el ritmo drásticamente..., pero, cuando el asfalto es reciente, curvas rápidas enlazadas, llegamos al hotel. La ley de Murphy...
Ducha caliente, todos juntos tomando algo en la terraza, y a cenar, que sí bien no había mucha hambre, sí había ganas de relajarnos.
En estos tiempos, poder estar todos juntos en la misma mesa, nos hace recordar como era todo antes.
Salmorejo.
Pollo con crema.
Cuajada con miel.
Enrique y Corrigan, un claro ejemplo de como llegamos al final del día. 12 horas de moto, mucha intensidad, múltiples paradas andando para ver cosas, temperaturas con mínimas de 7º hasta máximas de 18º, y aún así, con ganas de más el día siguiente...
Y ya solo nos quedaba descansar.
Domingo 19 de Septiembre.
Tras luchar un poco con el hotel para poder desayunar a las 8.00h, bajamos todos, y estaba previsto salir a las 9.00h, o antes..., y a las 8.45h, estábamos todos, excepto Corrigan..., por lo que Fernando se llevó al grueso del grupo, y me quedo esperando..., hasta las 9.00h. No sabía que sí podíamos saldríamos antes, ya que teníamos prevista una parada larga.
Y sorpresa, 7º grados, mucha humedad en las motos y la carretera..., y ni una nube en el cielo, ya que con frío que hacía, y llevando visera negra, había situaciones apuradas de tener que frenar, porque el sol deslumbraba sin piedad, y el resto de las veces, como los indios, con la mano izquierda haciendo de visera sobre el casco.
Salimos los dos, con el problema añadido que no teníamos cobertura, pero, Fernando, Enrique y yo teníamos la ruta en el Gps. Y al final, podemos contactar, y quedamos en el último destino turistico del viaje.
El día anterior todos se quedaron con ganas de verlo, pero, estaba previsto para el Domingo.
El Nacimiento del Río Cuervo, Cuenca.
Dimas y Corrigan.
Rafa, Enrique y Jose.
Nunca defrauda...
En otoño es más especial...
Fernando, con su soporte "pulpo", para hacer las fotos de grupo.
Ahora tocaba la parte más sport del viaje, los tramos más rápidos del fin de semana hasta prácticamente la comida, y ahora sí, de 7º pasamos a los 18º, que era perfecto, pero, conforme abandonamos Cuenca, cruzamos Valencia, la temperatura subió bajando un puerto 7 grados de golpe, y ya nos plantamos a las 13.00h en 28º, que nos acompañó hasta el final del viaje.
Última parada antes de comer, sin prisa, calculando para llegar a comer a las 15.00h como teníamos previsto, y como teníamos margen, tras buscar un sitio con sombra para todos, parada larga.
María Jose, Josema y Aurora.
Enrique se adelantó, y las únicas fotos en movimiento.
Seguimos disfrutando de la moto, paisajes, y sobre todo, buen ambiente y compañía.
El viaje se esta acabando,
y nos quedaba comer todos juntos,
y tras día y medio de muchas sensaciones, y sobre todo, emociones, nos quedaba lo más triste de todos los viajes. La despedida.
Mario y Noelia para Castellón, Sergio y Nina para Valencia, Juanmi para Murcia, y el resto, a Alicante.
Todos los viajes son especiales, y el concepto aventura, es un factor importante. Mis compañeros no saben la ruta, ni que vamos a ver, ni por donde vamos a ir..., solo saben, que esta todo controlado, (dentro de lo lógicamente controlable), que lo vamos a pasar bien, que vamos a buscar de lo bueno lo mejor, el máximo de curvas posible, y sobre todo, comer bien, y descansar mejor.
Por todo ello, cuando pasamos por carreteras rotas, descarnadas que se desprenden poco a poco, o tenemos que hacer un pequeño tramo de pista para llegar a ver algo especial, o sí hace frío y calor extremo, por ejemplo, y ves que todo el grupo a una, no tiene un mal gesto ni mala cara, por las circunstancias del viaje, es un factor muy importante, para que todos lo pasemos bien, que el ambiente y compañerismo sea lo mejor del viaje, independientemente de las circunstancias, es el mejor recuerdo con el que nos quedamos todos.
Tan sólo me queda esperar que el próximo viaje, sea más y mejor, aunque, en el fondo, sé que cada vez es más difícil.