miércoles, 17 de octubre de 2018

Huesca, Pirineos, Navarra, Cantabría, Asturías, León, Segovía, Madrid..., en 6 dias.




Domingo 7 de Octubre de 2018. (Día 1).

Como es habitual en los viajes, toca madrugar..., a las 4.00h arriba. Voy a la gasolinera de siempre, no funciona para comprobar la presión de las gomas..., (bah, otro día, hace dos semanas que comprobé las presiones), llenar el depósito, y a las 5.55h, a buscar a Fernando a Orito, que habíamos quedado a las 6.20h.

 Ese pequeño trayecto, con noche cerrada, frío ligero, (todavía...), y sin nadie delante ni detrás, me supo muy amargo. Mis respetos y admiración para todos aquellos compañeros que salen solos, pero, para mí, salir así, no me gusta nada en absoluto, y me siento más que solo sí no vienen mis amigos conmigo.

 Llego a Orito, a las 6.10h, y Fernando ya esta allí. Charlamos un rato, como siempre, y empezamos el camino. Por autovía hasta Almansa, (Albacete), y el frío que empezó de forma suave en Alicante con 22º, bajó a 12º. Era de esperar. Cogemos la famosa nacional N-330, (a la cual le tengo manía..., no me gusta nada, ni si quiera el Puerto de Cofrentes, lo único que se salva, es el tramo llegando a Libros, Teruel). Pensábamos para a tomar café en Los Pedrones, Valencia, pero, estaba cerrado.



Fernando y yo, los únicos compañeros de este viaje, en el segundo repostaje del día.

Paramos para repetir otra vez en Jarafuel, pero, pensé que estaba cerrado el bar, y seguimos de tirón hasta Teruel, donde ya paramos a almorzar.

Sin embargo, antes teníamos que pagar el precio de cruzar Teruel. El frío. La moto marcaba solo 11º positivos.., pero, daba la impresión de ser negativos: la humedad, la altura, todavía no eran ni las 10.00h de la mañana, y el frío negro, mordía por todas partes, desde las manos a los pies. Aún yendo preparados como íbamos, pasamos un rato bastante malo hasta llegar al destino del almuerzo..., Teruel hizo honor a su fama, y nos castigo bastante bien.



Fernando.



Seigen.



De izq. a der. Seigen, Fernando y Pive, que venía de vuelta de hacer la Navarider 2018. Como mínimo, pudimos compartir el almuerzo.

Este sitio es muy bueno para almorzar, y nos relajamos un rato con Pive casi dos horas... El ambiente, la compañía, el momento de relax sin igual. Para esto salimos de viaje, ya que al fin y al cabo, el destino es lo de menos, lo que de verdad disfrutamos es el trayecto. Siempre.

Tras despedirnos de Pive, que ya llevaba tres días de viaje. (Elche, Alicante, Pamplona, Navarra, y volver a Elche), seguimos por el tramo soso del día: autovía hasta pasar Huesca.

A la altura de Zaragoza, el fuerte viento racheado, de lado, nos hacía zarandearnos dentro del carril..., cuando Fernando iba recto, yo iba de lado..., y al revés también, cuando yo iba recto..., Fernando de lado. Aunque, como consuelo, hacía frío, pero, mucho menos que en Teruel, aunque la temperatura era apenas de 14º.

Seguimos luchando contra el viento, que remedio..., y llegamos la zona de curvas del Parque Natural de Ordesa, Huesca, donde empezó, por fin, lo bueno del viaje.

Incluso en la autovía, al llegar el Puerto de Monrepos, hicimos varías curvas enlazadas, preciosas, cerradas, cogiendo ritmo y dejando que la moto te lleve..., pero, es raro: son dos carriles en el mismo sentido de circulación. El mejor tramo de autovía que he cogido nunca. Para repetir.

Se termina la autovía, y seguimos por la N-260, hasta llegar a Biescas, Huesca, donde Fernando ya había reservado para comer a las 16.00h, aunque, llegamos a las 15.15h. Más vale llegar antes...



El paisaje compensa con creces los kms para llegar hasta aquí.



Buen sitio para comer.

Después de comer, siempre me viene el bajón..., y sí además le sumas el cansancio, el frío, que como no, sería una constante todo el día, y la lluvia fina, más bien agua nieve, (de hecho, unos amigos ese día estaban en el Tourmalet, Francia, y les estaba nevando...), hizo más entretenida si cabe el resto de la ruta del día.

Bosques sin fin, curvas espectaculares y vamos subiendo sin parar, aunque, con el asfalto mojado, nos deslució mucho nuestra incursión en los Pirineos, pero, es lo que tiene ser motero: dependes totalmente de la climatología para disfrutar en mayor o menor medida del trazado.

No obstante, me permito hacer un inciso: en esta zona, nos cruzamos varias motos..., lloviendo, o con el suelo mojado y resbaladizo, y aún así, estaban como nosotros: disfrutando con la moto. En cambio, por mí zona, como llueva, o simplemente, parezca que pueda llover..., la inmensa mayoría no sale, por sí se moja...



Cotefablo, tenemos que volver con el asfalto seco...







Nuestras máquinas: Vstrom 650 y Tracer 700.



Sabíamos que solo era el principio, pero, era prometedor.



Y lo que pocas veces se ve...



el esfuerzo y la cantidad de fotos necesarias para conseguir algo que tan solo consiga acercarse a lo que quieres...

 Después, seguimos a ritmo tranquilo, sin prisa..., es un día de transición: el objetivo es llegar hasta el hotel, y sabemos que vamos bien de hora, por lo tanto, cada vez que vemos algo interesante:



Paramos.

Y es curioso...



adelantamos a la autocaravana y un par de turismo más..., paramos en el mirador, que no había nadie, y al poco, estábamos todos en el mismo sitio, y el resto, mirando fijamente hacía donde mirábamos nosotros..., (supongo que ven a dos moteros, y pensaron que nosotros sabíamos algo que ellos no...).



Fernando.



Y un mirador es un buen motivo.



Detalle del puente colgante,



para llegar a...



a un pequeño pueblo al otro lado del río. Andando.

Volvemos a seguir haciendo camino..., pero, a los pocos kms, otra parada, otra vez....





Este viaje iba a ser así, multiples paradas,



 ritmo alto cuando se pudiera,



y sobre todo,



 de exploración,



ya que el año que viene queremos venir con el grupo "Más curvas", y queremos hacerlo sobre seguro.



Lo que con solo dos personas con unas risas constantes, con un grupo, no tendríamos ese margen de error y tiempo que teníamos ahora.



En consecuencia,



tiempo y paciencia para hacer fotos.

 

 disfrutar el momento,



 y recordar los momentos complicados de la mañana: el frío intenso de Teruel, el fuerte viento desde Zaragoza hasta llegar al interior de Huesca.

Pero, todo eso no importa una vez llegas al hotel, una ducha caliente, ropa de civil, más cómoda y sobre todo, zapatillas..., y sales a dar una vuelta por el pueblo, en este caso, Bielsa, Huesca.

Después de 730 kms, con kms interminables de autovía y nacional, habíamos cumplido el objetivo, llegar en un día lo más cerca posible de nuestro siguiente objetivo: Francia.

Pero, ahora tocaba descansar un poco, y cenar:



Fernando y su ensalada.



Y Seigen con hojaldre de espinacas.


Con el segundo no hubo duda posible:


 el entrecot no falla. Y más después de que la camarera, nos avisará sobre los platos: la lubina es fresca, el otro pescado es congelado...., y el entrecot es tierno.



 Y tenía razón.



 El postre, el café, y a dormir. Mañana sabíamos que sería un día duro...

Lunes 8 de Octubre de 2.018. (Día 2).

El hotel Bielsa me gustó, silencio total, a pie de carretera con escaso tráfico, el sonido de fondo del río, paisajes espectaculares, y sobre todo, muy cerca de Francia, que era nuestro objetivo.



Vistas de la parte de atrás del hotel.



Mucho silencio,



era Lunes...,



pero, nosotros siempre empezamos pronto el día..., como siempre, a las 7.00h arriba, motos cargadas y preparadas, y desayunando a las 8.00h.



Salón para comentar como esta yendo la ruta hasta ese momento...



Terminamos con el hotel,



 y tomar los puertos franceses...




Donde pasaron la noche las motos.



Toca recoger



 y cargar las maletas.



Y con todo listo,



arrancar los motores, y dejarlos tranquilos para que vayan cogiendo la temperatura optima de trabajo.



Seigen y Fernando.

Solo queda empezar a amortizar kms...



y dejar atrás Bielsa, Huesca, con sus impresionantes vistas, e ir a por el siguiente tramo del viaje:



Hoy toca ruta cómoda..., solo 280 kms.



En 13 kms, Francia.

Al poco de salir del hotel, paramos a repostar, (más barato en España que en Francia...),

Esta empezando a llover suavemente..., otra vez, pero, hace buena temperatura comparando con ayer en Teruel..., y tras haber recorrido un pequeño tramo,


 nos toca parar..., 


¡¡¡en un semáforo!!!. 


Fernando confirmando que vamos bien.


 Era para poder cruzar el túnel por el que entraríamos en Francia.

 El Gps me marca un radar de 50 km/h, por lo que subo delante todo el túnel a esa velocidad..., con Fernando a mí rueda. La subida se hace eterna..., y conforme estamos llegando arriba a la salida, veo 6 policías..., y pienso: Que raro..., la Guardia Civil de azul marino...

 Pero, no era la Guardia Civil, sino los Gendarmes franceses, de la aduana, y uno de ellos llevaba una especie de lanza de forma triangular por sí alguno no pensaba parar. Nosotros pasamos sin problema, y pararon a algún coche que subía detrás de nosotros.


Francia.


O al otro lado...


Subimos de altura,


la fina lluvia del agua nieve no nos deja,


sin embargo,


no esta nevando...,


Seigen.

y se agradece...


porque, aunque teníamos prevista una ruta alternativa,



por sí no pudiéramos continuar por la nieve,



la ruta original era la mejor opción,



que era donde estábamos,



donde queríamos ir.



Y sobre todo por Fernando,



que se encargo de toda la organización del viaje. desde la ruta, hasta hoteles y restaurantes.

Estuvimos meses preparando todo, y era perfecto, no tuve que recomendar ningún cambio. Algo que se agradece, que también tiene su encanto llegar y encontrar que todo esta hecho, y solo tienes que preocuparte de seguir al compañero de delante, disfrutar de las vistas y los paisajes, y pensar únicamente en como atacar la siguiente curva, como buscar el siguiente ápice, como salir abriendo gas satisfecho a la siguiente salida de curva...

 La fina lluvia nos deja y nos coge caprichosamente..., por lo que adaptamos ritmo y velocidad a dichas condiciones.

Así llegamos al primer supermercado, en Saint-Lary Soulan, Francia,



y como no podía ser de otra manera, parada estratégica:



8 kgs de Nesquik y 2 paquetes de galletas.



Aquí Fernando me tuvo que ayudar llevando trastos en su baúl, ya que se me olvidaron los pulpos...

Seguimos haciendo kms, y explorando:



No,



por aquí no era...



Demasiado complicado.



Aunque viendo el tipo de carreteras que estábamos pasando....



no había tanta diferencia...



De hecho,



solo nos cruzamos con un tractor,



 y un todoterreno con ruedas de tacos a lo bestia...



Aquí el calor ya era agobiante...



y tocaba quitar capas de ropa.



Después del frío, ahora calor, pero, sabíamos que no duraría demasiado.



Pero, sí nos metemos por estas carreteras solo para tener las vistas de un pueblo...



¿que no haremos en este viaje....?



Es sencillo.



Lo que sea necesario.





Ya que merece la pena.



Con creces.



Y por eso vuelvo todos los años.



Mínimo una vez...



Y nunca defrauda.

Llegando al Col d´Aspin, Francia.



Hablé con Fernando y le dije, que con niebla o lluvia intensa, iba yo delante.



ya que llevo dos pequeños faros auxiliares de led,



Fernando y Seigen.

que si bien no hacen que vea mejor en la niebla,



Fernando.

por lo menos,



Seigen.

hace que los coches me vean mejor.



que con estas condiciones de visibilidad reducida,



Fernando.

toda ayuda viene bien.



Frío. Humedad. Subir con la visera levantada porque se llena de agua, y no ves...



el agua en suspensión al ir en movimiento,



Fernando.

molesta mucho en los ojos,



y aquí estamos, en Octubre, sabiendo que el tiempo sería problemático.



Porque, esto es pasión.



 No razón.

Seguimos haciendo camino, y estábamos de camino al col du Tourmalet, Francia,



 cuando llegamos sobre las 12.30h a Chez de Boris,



 en la Mongie, que pertenece a Bagneres de Bigorre.



Y al ver un sitio abierto para comer,



aviso a Fernando, que tenemos que comer...



que en Francia comen a las 12.00h...



y aunque no teníamos hambre, sí esperamos más tarde...,



nos quedaremos sin comer.



Dejamos las motos en un parking enorme...,



con las marcas de las "minas" de las vacas en la carretera.



Y como no,



la mini Tracer también iba con restos..., hasta en el radiador.



Sin más demora, entramos para comer, y empieza el momento tenso..., pedir la comida en francés.



Tras estudiar detenidamente la carta, decidimos ir a lo seguro:



deux pizzas une dame blanche..., (dos pizzas Dama Blanca).

A medias, vimos pasar las quiche..., y pedimos otras dos:



Las pizzas estaban increíbles, pero, las quiche...



lo bordaron. Lastima que solo la pude probar..., estaba lleno con la pizza.



Después de comer nos quedaba un poco más para llegar al próximo "col" francés.



Una subida muy complicada, con los Road5 en las últimas...



la nevada del día anterior que cogió a nuestros compañeros el día anterior,



en pleno deshielo.





Si fuera fácil,



hubiéramos venido en coche.



No obstante, a nosotros nos va más lo difícil:



vamos en moto.



Y un poco más arriba: Col du Tourmalet, nuestro segundo puerto francés.







Y ya van dos veces que se me olvida hacerme una foto con el cartel...





Al llegar arriba,



solo quedaba bajar,



y seguir.



Además, el descenso casi tan complicado como el ascenso,



el Tourmalet es así, preciosas vistas, pero,



 desde el punto de vista de disfrutar de la carretera,



es una pena.

Aún así seguimos hasta nuestro próximo objetivo: col du Solour.



Subiendo.



Y deberían limpiar de pintadas la carretera...





Eran sobre las 14.30h...



y el cielo cerrado,



no da tregua.



No importa, nosotros, a lo nuestro: Col du Soulor.



Sin prisa pero sin pausa.



A por el siguiente:



El tramo desde Soulor,




 hasta el siguiente "col"....



es especial.



El otoño es tímido, pero, esta llegando.



Sin olvidar esos pequeños túneles de piedra.



asfalto mojado lleno de hojas...



algún motero por la zona...



y escaso tráfico.



ventajas de curvear entre semana.



Se agradece esa tranquilidad.



Además, el cansancio se nota,



sobre todo después de la comida.



Pero, hay que seguir,



queda mucho por disfrutar todavía.



Y sobre todo,



nos queda un buen tramo todavía.



Y los cambios bruscos de temperatura que llevamos todo el día,



no ayuda precisamente.



8º arriba de los puertos...



18º abajo.



Son contrastes y cambios muy bruscos.



Sin embargo, llegamos al col d´Aubisque.

La subida es muy buena, de las que disfrutas conduciendo.



Y todo lo que le falta en vistas, lo compensa con la subida rápida, intensa, fluida...



mi "col" favorito.



Aunque, eran las 15.00h del medio día, y parecía de noche...





Aquí estábamos comentado que lastima que nuestro amigo Carlos no tuviera todavía listas las pegatinas de Más curvas para este viaje.



Volveremos el año que viene con toda la tropa, y pondremos nuestra pegatina. Seguro.

Tenemos que seguir, y como suele pasar, la bajada es una pena..., sobre todo, teniendo en cuenta lo buena que ha sido la subida, totalmente a ritmo bueno.



Y llegamos al Marie Blanque, el último col francés del día:



Uno que no recordaba haber hecho todavía...



y me llamo la atención este monumento.





Ya nos quedaba poco..., y aún así, nos estaba costando mucho seguir.



Descansamos un poco en compañía de los caballos.



ya que el aspecto del tiempo era cariñoso.



Siempre se le coge cariño a esta tierra.



Y vamos a hacer el último tramo.



El más duro del día.



Con la última parada antes del hotel.



Nos quedaban pocos kms....



menos gasolina también...



Seguimos por inercia, porque había que llegar al hotel para poder descansar...



pocas veces se dice esto,



pero, "solo" 280 kms nos habían reventado hasta la extenuación.



Nos animaba mucho el hecho de estar en Navarra, España, que ya tocaba...



prácticamente visibilidad nula,



frío y humedad,



que nos había respetado casi todo el día, excepto, al principio, y al final.



Y aquí estábamos,



los moteros en la niebla.



Sin problema,



estábamos viendo la luz al final del túnel.

Y como si de una película se tratara, quedando apenas 20 kms al hotel, bajamos de altura, el tiempo se despeja, molesta el sol con la visera transparente, pasamos de 10º a más de 20º, el calor de golpe es sofocante..., y seguimos sin parar ni para cambiar la visera del casco, tapando con la mano izquierda el sol intenso..., como dice el refrán: "Para mear..., no y no echar ni gota."

Nos dejamos caer y arrastrar por el puerto de Larrau...



A Fernando le dio tiempo a dar una vuelta por Ochagavia, Navarra.


Preciosa esta tierra también.


La señora del hostal llamo por teléfono a una vecina:

-¿Mari?, tengo aquí a dos motoristas para ver sí te pueden dejar las "motillos" en la bajera...

(Transcripción literal...). Después de las risas al salir, por lo menos, esa noche durmieron en un garaje.


Esos palacetes eran un espectáculo en si mismos. Creo recordar que en uno de ellos ponía año 1.618.



Al final, me animo a pasear un poco también...





Siempre viene bien andar un poco después de todo el día en moto.



Ya tocaba volver para cenar.



Y un recordatorio para el año próximo..., estas cuevas nos las conozco, todavía...



Optamos por cenar en el mismo hostal, y no buscar fuera.



Crema de verduras y hongos de Navarra.


Reconozco que tenía una pinta muy rara..., pero, estaba muy, pero que muy bueno.



Fernando iba con ventaja. Sabía que le iba a gustar antes de empezar.



Codillo asado.


Un clásico.


Pastel vasco.


Tenía pinta de soso..., pero, resulto ser muy contundente. 

 

 Reconozco que este día nos pillo a los dos desprevenidos.

 El día anterior fueron 730 kms, muy sosos, pero, muy físicos también por el frío y el fuerte viento. Hoy eran solo 270 kms, sin mayor complicación, pero, los constantes cambios de altura y temperatura, desde 8º a 20º, con frío, menos que en Teruel, todo hay que decirlo, la humedad constante, la niebla, la fina lluvia, las ganas de coger ritmo en puertos y carreteras que no estaban por la labor..., todo en conjunto nos llevo a hacer los últimos 50 kms prácticamente derrumbados sobre el depósito de la moto.

 Una verdadera cura de humildad, que no olvidaremos: una cosa es la teoría, el mapa por Google Maps, y otra, la realidad.

 Sin embargo, ya habíamos pasado nuestro infierno particular hoy, y esperábamos los dos, encarecidamente, que el resto de días fueran menos duros, o lo íbamos a pasar muy mal...

Martes, 9 de Octubre de 2.018.

 Como ya es habitual, arriba a las 7.00h, 8.00h desayunando en el Hostal Orialde, un sitio que esta bastante bien, y lo más importante, lo más cerca posible de la entrada por Larrau, Navarra.

 

Vistas desde la habitación.



 Pasillo donde pasaron la noche las motos.

 

En las fotos no se aprecian, pero, no son adoquines normales..., tienen mucha altura, y son un dolor de barriga para moverse despacio con la moto.



Solución..., gas y coger velocidad.


Al final, a las 9.20h estamos en marcha de nuevo, a buscar la gasolinera, y a por el siguiente objetivo del día.


Me gustó la zona antigua de Ochagavia, Navarra. En apenas, unos metros, carretera y la zona nueva..., pero, no tiene el encanto de la zona vieja.

Seguimos camino por una nacional increíble, los paisajes con bosques interminables, sin fin... y veíamos la niebla apenas a unos metros por encima de por donde íbamos nosotros..., y sí, como no, nos metemos de lleno en la niebla pocos kms más tarde. Densa, fría, húmeda, visera levantada, la fina lluvia molesta, visibilidad de apenas 4 mts, bajamos mucho la velocidad y el ritmo..., solo veíamos las marcas blancas del carril. Por momentos, pensamos que volvíamos a estar en el Tourmalet, Francia.

Sin embargo, lo mismo que empezó, tras un tramo largo y pesado, desapareció todo, y nos encontramos de repente con un sol en todo su esplendor, y molesto..., y también, calor de golpe.

Este viaje será el de cambios muy bruscos de tiempo, temperatura, y luz solar.



Nos costó aparcar...


 Pero, estábamos cerca...


Impresiona desde fuera.


Vamos a visitar el Palacio de Olite, Navarra.


Muy bonito por fuera.


Seigen y Fernando.

Sacamos entradas guiadas para las 12.00h, por lo que tenemos casi una hora para marear por los alrededores.


El palacio, con esas cúpulas en las torres, me recuerda mucho a un castillo de Tente que tuve de crío...


Seigen.

Y sí, esos sí que eran adoquines normales...



Fernando.


Fernando y Seigen.


La iglesia, (había tres diferentes a escasos metros del palacio...), y en esta,



 con un pórtico lleno de estatuas decapitadas y/o sin manos...


El recinto esta genial, y muy bien cuidado.



 Fernando y Seigen.


El exterior es impresionante.



Y los jardines inmaculados.


Seigen.

Las enredaderas eran enormes,



Fernando.

 y bien cuidadas.



Seigen.


Es obvio que es un palacio,


y no un castillo con una función militar de defensa,


aunque, les hubiera costado poco haberlo transformado en un castillo de verdad...


 Pasamos con la visita guiada. La guía, una joven simpática y agradable, nos empieza a contar el origen del complejo,


de los tres edificios,


Seigen.

el palacio antigüo,



 ahora Parador Nacional,



 la iglesia,



con las estatuas sin manos,



o sin cabeza.



y el Palacio nuevo, que es donde nos encontrábamos...



Pero, cuando la guía nos cuenta la historia del recinto, bien.



Sin embargo, cuando llega a la parte de la reconstrucción, desde 1.936 hasta 1.970, por dos hermanos arquitectos que se tomaron muchas "libertades artísticas"..., vamos, un castillo de mentira, o un palacio Disney, Fernando y yo perdimos el interés.

 Nos quedamos con lo más bonito que llegamos a ver del Palacio de Olite, Navarra, la cámara de los arcos, para sostener el jardín colgante de la planta de arriba, y el propio jardín, que podría haber sido más autentico sí hubieran conservado los naranjos, y no un cerezo japones, además de la morera del patio inferior, de más de 300 años.

 Para mí, ha sido una decepción enorme, ya que llevaba mucho tiempo detrás de poder verlo por dentro, y luego, no han respetado casi nada del modelo original, y parece que estamos en el interior de un parque temático..., una perdida de tiempo.

 Con la decepción encima, vamos cortando que tenemos que comer en Logroño, y ya vamos justos de hora..., tramo de nacional, y resto de autovía, pero, llegamos bien a comer a las 14.30h.

 Fernando conoce un buen sitio para comer en la autovía, Restaurante La Grajera, en la carretera de Logroño, sitio de sobra para aparcar, servicio rápido, y nos lo tomamos con calma para comer.



El nombre de este pueblo es especial para mi amigo Fernando.

 Después, pasamos por Burgos, a buscar el puerto del Escudo, Cantabria.



Por fin en Cantabria.



Fernando.



Pasamos de la autovía a la N-232, y al entrar en Cantabria, cambia el asfalto..., a mejor.



Y pasamos de un paisaje soso, a otro con paisajes más intensos.



Además, sabíamos que este día era de tramite, para llegar de Navarra a Cantabría, por lo cual, mucha autovía y nacional, y pocas curvas.



Estos "monjones" antiguos es raro verlos todavía...

Disfrutamos como enanos el buen asfalto, y sobre todo, el verde intenso e inacabable de Cantabria...,



el famoso puerto del Escudo..., muy soso y decepcionante también..., no todos los puertos importantes pueden ser como nuestra Carrrasqueta, Alicante,



 pero, sí que esperaba algo más...



hasta que la nacional nos lleva un pequeño tramo de autovía..., donde Fernando me señala que pase delante, (fallo técnico del Gps...), y aunque estábamos a solo 5 kms de la posada, pensé que nos íbamos a perder...

 Pero, al final, cuando el Gps se pierde entre las calles de los chalets, ya me podía guiar por los carteles azules de la posada Herran, del barrio de Herran, Santillana del Mar, Cantabria.

 Nos recibe la dueña de la posada, muy buen trato y todo amabilidad con nosotros. Dejamos los trastos, ducha caliente, y de civil, andando hasta Santillana del Mar, para buscar donde cenar.



Fernando conoce la zona, y nos movimos por la parte antigua, muy animada para ser un martes.



La colegiata.



Después de comprar dulces, (quesada, sobaos pasiegos y algo más...), empezamos a buscar donde cenar. Y quitando dos sitios caros, todos prácticamente el mismo menú, y sobre el mismo precio.



Nos decidimos por este restaurante. Me gustó la fachada.



Interior antiguo muy cuidado.



Aquí lo típico es el Cocido montañes...



 Fernando.

 

 Seigen.

 Y sí, muy fuerte para cenar.



Entrecot.



Fernando.



Seigen.

 Y de segundo, entrecot. También, demasiado fuerte para cenar.

 

 Fernando y su mousse de limón.


 Tarta de queso con arándanos.


 Andando de vuelta a la posada.


 El año que viene me gustaría repetir en este sitio, el entorno es perfecto, silencio total, y fácil de llegar al pueblo caminando de noche. Ideal.

 Hoy por lo menos, hemos recuperado un poco de ánimo. El día anterior llegamos reventados, los Pirineos fueron más duros y exigentes de lo normal, y en el Palacio de Olite, me dolía la cabeza de puro cansancio, pero, un ibupofreno en la comida, salvó la tarde y la noche. Pero, Santillana del Mar, infestado de turistas y jubilados, por lo menos, compenso de sobra la decepción de la mañana. Ahora, tocaba descansar, y atacar con mejores ánimos y fuerzas el día siguiente.

Miércoles 10 de Octubre.

Seguimos con nuestro ritmo habitual, 7.00h arriba,



Vistas desde la habitación.



Somos nosotros quienes rompemos el silencio...



 8.00h bajamos las maletas,



 y a desayunar a las 8.30h, (algo tarde...).



 La posada Herrán, de Santillana del Mar, Cantabria, es una gozada: desayuno casero, buena conversación y empezamos la ruta del día, que tiene buena pinta...

 Salimos, y empezamos con fotos del Cantábrico:



 Cantabria es una tierra de contrastes,



desde el azul intenso del mar, al verde inmenso de sus bosques.



 El cielo siempre llama la atención, aunque este cerrado para llover, es puro.




 Y por otra parte, el Cantábrico en sí, que aún estando en calma, se le nota fuerte..., comparado con el Meditarráneo...



 Esto es Comillas, Cantabria.



 Merece la pena tomarse un momento....



Fernando.



 Seigen.



dejarse llevar,



y quedarte con el triste consuelo de saber que vas a volver..., es más, que tienes que volver.




 Y justo detrás de nosotros,



como Fernando lo describió:



el cementerio gótico.



Espectacular.



Y para mí, ese ángel vengador recortado contra el horizonte con nubes amenazando lluvia, es impresionante.

Teníamos que seguir, apenas unos metros:



 Fernando, con la Torre de Gaudi a la izquierda,



 y el Palacio de Sobrellano a la derecha.



 El palacio impresiona,



Seigen.

 al igual que los jardines.



 Como siempre, vamos luchando contra el tiempo, pero, el próximo año, visita al interior.

 Volvemos a la carretera, y, otra sorpresa:



San Vicente de la Barquera, Cantabria.



No me esperaba encontrar una ría....



y me llamó mucho la atención la corriente constante hacía el mar,



y más, siendo la misma agua salada.






Fernando.





Seigen.



Seguimos con la ruta prevista:



Sin embargo, unos kms más tarde, volvíamos a entrar en Cantabria.



Para cruzar el Desfiladero de la Hermida.



Una carretera llena de curvas,



paralela al Río Deva,



con altas paredes verticales a los lados, pero,



que seguía en obras, con el consiguiente tráfico y ritmo lento.



No obstante, había un mirador con trampa..., ya que había que bajar escaleras.



Y siempre hay un hueco para el cachondeo.

 Por las obras, aunque los paisajes son espectaculares, con tramos de polvo, otros de barro liquido, tramos mojados, huecos entre los segmentos de hormigón que hacen de asfalto de 5 cms de ancho, más o menos..., tramos directamente sin asfalto, solo tierra nivelada con piedras pequeñas, en los que los SUV van tan despacio que tengo que dejar que se vayan para no tener que ir embragando 1ª..., (tengo pánico a las piedras en moto, pero, que aún así, un coche alto de suspensiones y con altura libre al suelo más que mi moto, vayan más despacio..., en fin), y todo ello en conjunto, nos deslució el desfiladero.



No era posible llevar las motos limpias...



Teníamos que seguir haciendo kms, que nos comíamos la mañana..., y después, tocaba parar en un casco antiguo medieval.



 Nos aviso un cartero que donde teníamos las motos estaban mal...., y nos recomendó este aparcamiento, donde el tenía su moto. Hay moteros por todas partes...



Esto es Potes, Cantabria.



 Una muy grata sorpresa.



 Sus túneles...



Seigen.



Fernando.



 Balcones muy cuidados.



Pendientes sin parar.



Estas señales estaban por todas partes.



Sencillamente auténtico.




El entorno no desentona.



Es lo que esperas ver en Cantabria.



Seigen.




Fernando.

 Y desde Potes, subimos al puerto de San Glorio:



 Este puerto sí se disfruta como se merece..., de los que te olvidas del paisaje hasta que paras a mirar a tu alrededor, porque, en la subida, todo se reduce, a apurar frenada, atacar ápice, abrir antes de la salida, y vuelta a empezar...



donde paramos en el mirador del Corzo:



Fernando.



Unas vistas impresionantes.



Seigen.



Aquí el frío volvía a apretar por la altura.



Fernando.

Aún así, allí estábamos,



con buena cara.

 El frío. Nuestro gran amigo inseparable este viaje, seguía con nosotros, y su primo, el fuerte viento lateral racheado, que nos hacía la ruta más dura y complicada de lo normal, sobre todo, cuando inclinabas a gusto la moto cuando el asfalto permitía esas alegrías, el viento te obligaba a rectificar, frenar, y enderezar la moto, o incluso, inclinar al revés, para aguantar la racha de viento.

 Es lo que había...

 Y con estas condiciones, seguimos hasta entrar en León, (nunca había estado), y cambia el asfalto, a peor, y los paisajes, cabras, y hasta las vacas..., eran diferentes.

 León, en mi humilde opinión es triste.



 El tramo que pudimos hacer, prácticamente desolado, nadie por los pueblos, excepto un tractor trabajando, y poco más. Me recordó mucho al interior de Portugal, (con todos mis respetos, pero, después de Cantabría, el contraste es brutal...), parece que el tiempo se ha congelado en la década de los 70.

 El asfalto roto, viejo, desgastado..., vamos, cansado de vivir. Y el frío, siempre presente. No importa 7º que 12º, es siempre el mismo, duro, húmedo, implacable, que justo con el viento, que tampoco nos deja descansar, es constante. Otro día más pagando el precio, caro, de subir al norte en estas fechas.

 Sin embargo, valió la pena el esfuerzo y el frío:



Mirador de Pandetrave.



Con los Picos de Europa:



Sí es la primera vez que vienes,



tomate unos minutos.



 No importa el frío ni el viento. Simplemente, disfruta de las imponentes vistas...




 que luego vienen los colegas con el cachondeo, y te rompen el momento.



 Bueno, no todos....



Fernando.



 Sabemos que vamos a volver.



Seigen.

Sí tienes prisa...



pasa. Por aqui es más rápido...



Por una vez, sí,



los Picos de Europa son tan buenos como todos dicen.

 Solo nos quedaba seguir, que para variar, mirando el reloj del cuadro de la moto de reojo...

 Llegamos a un puerto muy bueno, en subida, carretera LE-2703 a Santa María de Valdeón y Posada de Valdeón, aunque la idea era subir a Caín, (hubiera estado bien sí habían visto a Abel...), optamos por seguir haciendo camino, ya que el asfalto no esta para muchas alegrías, el viento tiene más fuerza, y solo queremos llegar al restaurante para comer.

 Estamos enlazando curvas, mejora el asfalto, y el ritmo se emociona..., hasta que vuelve a cambiar el asfalto a negro y amarillo sucio, se estrecha la carretera, mucho..., demasiado. Vamos subiendo horquillas incomodas sin fin por el escaso ancho del asfalto, con el suelo primero salpicado, y después, prácticamente cubierto por las hojas marrones, amarillas y ocres del otoño de los arboles caducos alfombrando la carretera, una bonita estampa..., pero, no para circular por encima de las hojas. Pasamos por sitios que se notaba que no pasaba nada ni nadie por allí, porque, no había marcas de los coches, y tan solo en el centro de la carretera había una pequeña fila sin hojas...

 Muy bueno..., especial. Hasta que en plena bajada, entre horquillas cerradas, hay una señora con una vara de madera que nos da el alto. Paramos, y nos avisa que no podemos pasar..., que están subiendo las vacas al corral que esta arriba, y no hay espacio para todos...



Fernando aprovecha para llamar al restaurante para avisar que llegamos tarde, por sí hay algún problema, y buscamos otro sitio antes....



y yo para sacar un par de fotos....

 Poco después, por fin, Asturias.

 Sé ha hecho de rogar...., la comarca de Ponga, y el Desfiladero de los Beyos..., en este tramo, empezé a abrir camino...., al ritmo de Confrides en casa. De hecho, este es mí "Confrides asturiano". Perfecto. Sin más. Paredes altas y rectas a los lados, el río corriendo un poco mas abajo, bosque cerrado incluso por arriba, por lo que deja pasar poca luz, o algún ocasional rallo del sol hasta el asfalto, que es muy bueno..., curvas lentas, enlazadas unas con otras sin parar, sin fin, alguna pequeña recta para meter 4ª y bajar de vueltas el motor, que gira alto y satisfecho en 2ª y 3ª sin parar...., la adrenalina derramada en cada inserción y salida de curva, he entrado en modo "sport", y es lo mejor de todo el viaje, el mejor tramo desde que empezó el viaje..., si, esto es lo que buscábamos, puertos nuevos, lentos, técnicos, sin tráfico...

 Hasta que busco por el espejo a mi amigo Fernando. No lo veo. Bajo el ritmo, mucho, con una mano apoyada en el cuadriceps, hasta que lo veo otra vez, dejo que se acerque, le hago la señal de OK con el puño cerrado y el pulgar hacia arriba. Me confirma que va bien..., y lo vuelvo a perder.

 Algo no va bien. Lo vuelvo a esperar, y bajo más el ritmo para no volver a perder el contacto visual con el, pero, otra vez. No va bien. Sin problema, bajo a su ritmo y hasta llegar al restaurante.

 Llegamos a Casa Ricardo, que también es hotel. Hay un grupo grande de motos, de Burgos, que también habían ido a comer en el día..., pero, nosotros ya estábamos reventados, y teníamos el hotel cerca.

 Hablo con Fernando, que le dio un bajón de puro cansancio acumulado. No pasa nada, ya volveremos a repetir  el año que viene, (me hubiera gustado repetir ese desfiladero arriba y abajo después de comer), ahora, a comer y después el hotel, que esta cerca.



 En Casa Ricardo, ya se nota que estamos en Asturias.



Lentejas para dos.

Eramos los primeros en pedir lentejas..., y fuimos de los últimos en sentarnos a comer. Ya habría tiempo de probar la auténtica fabada asturiana.



 Pregunto a Fernando que ha querido decir el camarero con que sí necesitamos algo más.., ya sabemos.

 Y es que sí nos quedamos con hambre, que podemos repetir...

 Lo dicho, hemos llegado a Asturias.




 Casi se me olvida, jabalí y escalope.



Tarta de manzana y tarta de la abuela.



Fernando.

 Esa tarta casera era espectacular...



Seigen.



 Y por primera vez desde que tengo uso de razón, me dejo medio postre que me gusta..., los dos platos de lentejas han podido conmigo...

 Después de comer, nos quedamos un rato de relax..., y aviso a Fernando que abro yo lo poco que queda.



 Puente romano de Cangas de Onis, Asturias.



 Seigen y Fernando.


 Fernando.



Seigen.





El río Sella.



 Vista desde el puente romano, a el puente normal.



  Y con estos adoquines, seguimos los escasos 5 kms hasta nuestro hotel en Soto de Cangas, Asturias.

 Llegamos muy cansados, metemos las motos en un pequeño parking del hotel, de  cualquier manera, candados, subir a la habitación, ducha caliente reparadora, y una vez cambiados, a buscar donde cenar..., y solo pudimos encontrar un buffet libre cerca del hotel.

 Una ensaladilla y un yogurt blanco y al hotel a descansar.

 Otra vez, una ruta en teoría muy asequible, físicamente nos exigió mas de la cuenta para haber hecho solo 240 kms. Pero, una vez más el frío constante, el fuerte viento, los cambios bruscos de temperarutra de 7º a 12º, sube de golpe a 23º, y 26º después de comer...

 Nunca subestimes una ruta en un viaje, por pocos kms que tenga...

Jueves 11 de Octubre.

 Hoy era un día de relax..., 187 kms, y por una vez, repetiremos noche en el mismo hotel. 


Vistas desde la habitación del hotel.

 Sin embargo, seguimos arriba a las 7.00h, y desayunamos a las 8.30h, y con calma, empezamos la ruta circular de hoy.


Seigen y Fernando.

Al fondo, la basílica de Covadonga.


Y entramos a la cueva donde Don Pelayo y sus 300 valientes resistieron el ataque de los musulmanes, y dieron comienzo a la Reconquista. (Parecido a los espartanos, solo que estos sobrevivieron al ataque, y cuando el ejercito invasor se retiro, fueron a por ellos y los masacraron).

 Además, en esta foto, una tumba.


Seigen.

 La cueva es muy pequeña, apenas cabe lo que se ve en la foto.


 Seigen y Fernando.

 Aún así, es diferente. Llama la atención.


 Vista de la basílica desde la cueva.


 Otra tumba más...


 Un sitio muy turístico, pero, como llegamos pronto, y lloviendo a ratos, los autocares empezaban a llegar cuando estábamos en la cueva.


Vistas desde las escaleras que bajan a la fuente.


 Vistas desde la fuente.


 La fuente del fondo.



 Fernando y Seigen.


 Un sitio digno de visitar.


 Sobre todo sí estas solo. Masificado de gente pierde su encanto.


 Al final, nos animamos y tiramos un par de monedas al agua. Sí hay trabajo y salud, hay moto.


 Seigen.

 Momento de relax.


Sale agua por cualquier grieta de la pared.


 Nos quedamos con este recuerdo.


 La basílica se hace notar.


 Y vamos haciendo fotos mientras vamos subiendo escaleras y cuestas.


 Que hay unas cuantas...


 Y con la equipación y las botas...


 no te aburres de subir.




 Estas fotos con el amanecer despuntando por las montañas..., tiene que ser espectacular.


 Estatua de Don Pelayo.


Fernando.


 Foto desde la puerta. Lloviendo y con las botas como las llevábamos, no quisimos manchar el suelo.



 Después, la siguiente visita era obvia, aunque, como siempre, subes sin saber sí la niebla te va a permitir verlos...


 Nos dijo el dueño del hotel, que este es el mirador de la Reina, abierto hace poco tiempo.


 Panorámica.


 Las vistas son increíbles.


 Y el frío..., pero, sobre todo, el viento.


 En esa subida, se cayó el casco tres veces desde la moto, por el viento.




 Los Lagos de Covadonga. Lago Enol, (abajo).


 El lago Enol, (abajo).


 Seigen.


 Subiendo al mirador desde donde se ven ambos lagos. Largo Ercina, (arriba).



Lago Ercina, (arriba).


 Seigen y Fernando.

Largo Ercina, (arriba).


 Merece la pena subir hasta el mirador. Incluyendo más de un movimiento extraño, porque, el aire, sí te descuidas, te hace tropezar...


 Seigen.

 El lago Enol, (abajo).


 El largo Ercina, (arriba).


 Fernando.

 Lago Enol, (abajo).


 Y el lago Ercina, (arriba).


Fernando y el lago Ercina, (arriba).


El mirador seguía hasta abajo, pero, pasamos de bajar, ya nos habíamos hecho fotos antes de subir, y teníamos que seguir haciendo kms....


Tuvimos mucha suerte, (largo Enol).


había niebla esa mañana, (lago Ercina).


pero con el viento tan fuerte, (lago Enol).


pudimos disfrutar de los lagos como se merece. (Lago Enol).


 La vaca tenia más miedo que yo...

 Después de que el viento casi nos tira de la moto varias veces, conseguimos bajar de los dos lagos independientes, a diferentes alturas, y a seguir a por nuestro próximo objetivo.

 En este caso, un mirador



Picos de Europa desde el mirador Pedro Udaondo en Asiegu.


 Teníamos un tiempo muy caprichoso,


lo mismo llueve un poco, que sale el sol, que se vuelve a cerrar...


pero, cuando despeja...


compensa la espera, esfuerzo, y todo lo demás.


Seigen.



 Había hambre..., y Fernando tenía controlado un restaurante que le recomendó un compañero motero de la zona.


 Pero, antes de llegar,


paramos a hacer fotos del río Cares.


Venimos por la carretera sobre el río.


Y el puente colgante invitaba al cachondeo...



Fernando.




 Seigen y Fernando.



Fernando.


 Estaba empezando a llover con ganas,



 por lo que, directos a comer.



Fernando.

 Y así, no olvido donde tenemos que volver a comer..., un poco más adelante de ese cruce, en La Central. Un sitio muy bueno para comer.


 El loro del restaurante..., y les costaba trabajo callarse un rato...


Ahora sí. Fabada Asturiana para dos...


Fernando.


 Ternera en salsa.


Fernando.



 Cabrito, Lo mejor de la casa, junto a la fabada.



 La tarta de la abuela, con su crema y galleta. Perfecta.



Fernando.

 Después de comer, vamos a Llanes, Asturias.


 Seigen con el pirata...



Fernando, también con el pirata.


 Es lo que tiene no saber la ruta. No sabía que volvería a ver el mar tan pronto.



El puerto deportivo, que suben las pasarelas según vaya la marea.


 El banco de pensar..., y la ubicación es perfecta. Solo ves el mar hasta el horizonte.



Fernando pensando.




 Aquí sí se oía más el Cantábrico que en San Vicente de la Barquera.



 Panóramica.


 El sonido constante y variable de las olas rompiendo contra los acantilados..., precioso.

 Después de Llanes, a Ribadesella, Asturias, seguimos mareando por carreteras raras, estrechas, sin señales..., pero, el Gps decía que íbamos bien, hasta que llegamos:


La Cuevona.




 Pasamos la cueva, muy bonita, pero, muy corto el trayecto, decidimos dejar las motos, y pasarla caminando:





 Fernando.


Seigen.


 Hay alguna luz dentro.


 Pero, esta bastante oscuro en general.


 No es normal este tipo de cuevas con una carretera dentro...



Seigen.








De vuelta, que nos quedaba otra cosa por ver todavía...








Seigen. Vigilando el horizonte...




 A un lado el mar.




Al otro, los Picos Europa tapados por las nubes.



Fernando.

 Llegamos al hotel a las 19.00h, y a las 20.00h, nos vamos andando a Cangas de Onis..., pero, se nos hizo de noche cerrada, y pasamos un rato malo.

 Pero llegamos bien, y buscamos un restaurante para cenar.



 Ensalada pobre...



Fernando.



Cachopo..., como un San Jacobo.



Fernando.



Fernando.

Tarta de queso con arándanos.





Fernando.



Seigen.

 Viernes 12 de Octubre:

 7.00h arriba, y antes de las 8.00h cargando la moto.


 El día nos saluda en la puerta del hotel.

 Hoy empezamos la vuelta a casa en dos días. De momento, hoy nos tocan 440 kms, pero, sin muchas curvas...

 Vamos combinando nacional y autovía, hasta que toca repostar. Estando en la cola para pagar, el Sr. que va delante, se gira y me pregunta:

 -¿Como es la Fazer?
- ¿S1 o S2?- le pregunto.
-S2. Estoy buscando una, y quiero saber sí es buena moto.
-Muy buena moto.- Según mi humilde opinión...-Sobre todo la S2, que lleva las mismas pinzas de freno monobloque que monta mí moto. Eso sí, piñón de diente menos y muelles de horquilla. Con eso, tienes una moto muy divertida.
-Tengo una Bandit antigua, y me gustaría algo más divertido- me dice el Sr.
-La Fazer va de 10.000 a 14.000 rpm...
-Más divertida- me dice.
-No. Más exigente- le contesto.
 Se lo piensa un momento un momento el Sr, y me contesta:
-Sí. Más exigente.
- Sí quieres algo mas parecido a la tuya, esta la GSR, pero, come más... Pero, la Bandit es todo abajo, y la Fazer, todo arriba. Piensa lo que quieres.

 A estas alturas, la cajera de la gasolinera ya nos estaba diciendo en voz un poco alta: SIGUIENTE POR FAVOR...., la estábamos liando con la cola hasta la puerta. Una gasolinera con 12 surtidores, todos llenos y con gente esperando, y nosotros disertando sobre alternativas para cambiar una Bandit...

 Seguimos y en seguida comenzamos la subida al Puerto de Pajares.


 Hay un mirador antes de llegar arriba.


y tras comentar con Fernando la conversación en la gasolinera, me dijo que pensaba que lo conocía...


Estas carreteras son las que buscamos.


pero, será para la próxima vez.


 A punto de despedirnos de Asturias hasta el año que viene.





Fernando.




Seigen.








 Dejamos Asturias y entramos en León. El viento es más que un problema. En movimiento nos obliga a frenar y enderezar en medio de las curvas, y en las rectas, dando bandazos en el carril, y aguantando con el gas. Para hacer esta foto, asegurando bien las motos para que no las tire el fuerte viento..., que junto a una humedad alta, temperatura de 8º, lo pasamos mal para llegar hasta arriba, y en la bajada, seguía haciendo el mismo frío y el mismo viento fuerte de lado.

 Por lo demás, hasta la comida, puro tramite por nacional y autovía, cruzamos León, Valladalid, hasta que llegamos a Arrabal de Portillo, Segovia.


 Calamares con salsa de setas.



Fernando.


 Solomillo.



Fernando.



Pastel con piñones..., que postre más soso y sin ganas.

Lo primero que notas cuando dejas Cantabria y Asturias, a parte de los paisajes constantes y animales sueltos, es la comida.

 Después de comer vamos a Coca, Segovia.


Como era festivo, estaba a reventar de visitantes.


Y tuvimos que esperar casi una hora para acceder a la visita guiada.


Pero, solo hicieron visitas con guía precisamente por ser festivo...


Y fue una buena visita.


 Con una guía entregada para que disfrutaran los niños pequeños con la visita.


Nos contó la historia, sus orígenes, como por matrimonio el castillo pertenece a la Casa de Alba, que lo tiene cedido al gobierno por 100 años menos un día a cambio de que reformaran y cuidaran del castillo, etc...


Fuimos pasando por todo el castillo.


Esta muy bien conservado, y merece mucho la pena visitarlo.


 Esta restaurado, o más bien, por partes...


Eso sí, las escaleras de caracol,


donde no hay dos escalones que tengan la misma altura,


Detalles del techo.


y de postre, 26º..., de venir a 8º de León..., hace la subida agónica.


Torre de los cinco caños.


La altura y sus vistas, son importantes....



Armaduras medievales.



Y más escaleras de caracol...




Las vistas desde arriba, con la zona nueva. Ya que otra de las condiciones de la Casa de Alba, es que tenía que funcionar como centro de enseñanza, en este caso, para agentes forestales, y que no podía tener uso religioso.


 Otro detalle importante, es que cuando se construyo este castillo, ya existía artillería, y el ladrillo resistía más que la piedra ante los proyectiles pesados.


Son 3 pisos de aquellos de altura...


Y bajar es más fácil, pero, tampoco tanto...


ya que pasas más tiempo agarrado al eje de la escalera que bajando.



Detalle de la arpillera, ya preparada para armas de fuego.


 Como siempre, las vistas panorámicas de los castillos son excelentes.


Y por esta vez al menos,


el castillo es tan impresionante por dentro,


como por fuera.


Sin dudarlo, una visita muy recomendable.


Seigen.


Y mucho mejor que el decepcionante Palacio de Olite, Navarra.


Fernando.


 Y después de la visita, solo quedaba llegar al hotel en Cantalejo, Segovia.

Llegamos sobre las 19.00h, una vuelta al pueblo para estirar las piernas, una cena contundente, y a descansar, que hoy había sido una ruta inmensamente triste y aburrida, excepto por el Puerto de Pajares, León, el resto, nacionales con rectas sin fin, y mucha autovía, que ya es aburrida por naturaleza propia.

Sábado 13 de Octubre.

Misma rutina de siempre, arriba a las 7.00h, y a buscar un bar para desayunar a las 8.00h, de donde salimos a las 9.20h.

 La ruta de hoy es siempre el triste camino de vuelta, y en este caso, con 652 kms.

Salimos de Cantalejo,


 y paramos en Pedraza, Segovia.


El dia, 


para variar, pintaba feo y con ganas de llover.



Fernando.


Fernando y Seigen.


Seigen.



Hermoso castillo por fuera.


Seigen.



 Llame al timbre "eléctrico"..., pero, no habrían hasta las 11.00h.


Lastima no poder perder algo más de una hora.


Para la próxima vez...


Los enormes nidos de cigüeñas son muy habituales por la zona centro.


 Tiene que ser interesante verlo por dentro.



Fernando...


Eso sí, moverse con la moto por este pueblo, a baja velocidad, es "delicado" por lo cariñoso de sus adoquines.

 Seguimos por carretas un poco sosas..., no tanto como el día anterior, pero, por lo menos hay curvas, árboles, y algo de verde..., hasta que cogemos el puerto de Navafría.


Curvas enlazadas sin parar,


los arboles se cierran por arriba,


más frío, 4º.


Casi sin tráfico,


algún ciclista, valiente con esa temperatura.



Carretera estrecha,



 y sucia por las agujas de los pinos secas.



Y dejamos Segovia, y nos metemos en Madrid.




Fernando.


Seigen.

 Todo hay que decirlo, es el mismo puerto, pero, es entrar en Madrid, y de repente, el asfalto esta limpio, totalmente, hay alguna aguja de pino seca esporádica, pero, nada como en la parte de Segovia.

 Seguimos un poco más, y repostamos,



 hemos vuelto a coger niebla densa antes incluso de entrar en el puerto de Navacerrada, Madrid.

 Sin embargo, por contra, el puerto de Navacerrada me gusta mucho, aunque ya hice una parte en el 2011, es un puerto que me gusta mucho: lento, técnico, muchos desniveles y cambios de rasante..., pero, esa mañana, estaba muy raro...

 Estaba plagado de "seteros", (un saludo a todos los recolectores de setas), no había hueco en los lados que no estuviera lleno de coches, y aunque nosotros íbamos sentido Madrid, en sentido contrario, eran filas interminables de coches subiendo, buscando aparcamiento como si fuera un centro comercial gigante.

 Supongo que sera lo normal en Madrid, pero, para mí, era realmente agobiante...

 Un poco más adelante llegamos a Manzanares el Real:


espectacular castillo, pero, sin tiempo para verlo.


Fernando.



Al igual que el embalse enorme que había poco después. Siempre nos falla el factor tiempo.

Tenemos que continuar cruzando Guadalajara y llegando al centro de Cuenca, que estaba hasta arriba por el puente. Repostamos, y Fernando recuerda que hay un buffet libre cerca, en la Crta. de Madrid, a 5 kms, y siendo las 14.45h, allí que vamos.

 Comemos tranquilos, comentando todo lo vivido en estos 6 días tan intensos.


Fernando con 2933.5 kms.


 Seigen con 2955.5 kms.

 Como conclusión final de este viaje, que ya lo decidimos en Enero, y lo veníamos preparando desde hace meses, bueno, Fernando lo preparó todo, y entre los dos, íbamos puliendo los pequeños detalles..., (una organización perfecta, desde la ruta, hasta donde comer y domrir, perfecta), es que ha sido un viaje muy duro, por los Pirineos, frío, niebla, fuerte viento, en muchos casos hasta peligroso, tanto en movimiento como en parado. Pero, los viajes son así: los preparas todo lo posible, hoteles, restaurantes, ruta, kms por día, todo, y aún así..., el tiempo, frío, lluvia, niebla, fuerte viento, cambios bruscos de temperatura, de entre 4º de mínima, a 28º de máxima llegando a casa. Contra esas cosas, no hay forma de prepararlo, tan solo superarlo.

 Creo que con este viaje sobre todo hemos aprendido a no subestimar nunca más un viaje, ni si quiera una etapa, por pocos kms que tenga, sobre todo, sí no es una zona que conozcamos bien. Hay muchas variables que pueden condicionar, y mucho, nuestro fondo físico y resistencia.

 No obstante, me quedo con todo lo vivido, paisajes sin limite, el Cantabrico es especial, los bosques de Navarra siempre tienen algo diferente, la gente del norte, muy abiertos, la comida, sencillamente harto de comer tanto y bueno, Asturias y Cantabria que no conocía y que son tierras que enamoran, y sobre todo, lo mejor del viaje, mi amigo Fernando, que siempre el uno pendiente del otro. Aunque echamos mucho de menos al grupo que normalmente nos acompañan en estos viajes, teníamos que verlo y preparar el viaje que tenemos pensado para el 2.019, ya que sí hubiéramos venido un grupo grande, habríamos llegado a Ochagavía, Navarra, de noche..., y tenían recepción solo hasta las 20.00h.

 La próxima, más y mejor.