domingo, 29 de septiembre de 2019

Vuelta al norte: de Soria, Cantabría a Asturias. (2ªparte)...




(2ª parte del viaje).

Sábado 21. Como ya es norma en este viaje, arriba 7.00h, desayuno 8.00h, y sobre las 9.00h en carretera. Amortizando tiempo desde la mañana.

 Desde Santillana del Mar vamos a Unquera, y este año sí, sin obras, al desfiladero de la Hermida.


Tuvimos que parar, ya que había un autobus, con 8 coches pegados al culo..., y de paso, unas fotos, y hacemos hueco con ellos.


El asfalto podría estar mejor...


 Han ensanchado un poco los puentes,


 pero, podrían haber re asfaltado de paso...

Seguimos, y volvimos a disfrutar del Puerto de San Glorio:



Coincidimos con una concentración de deportivos clásicos, alternado lluvia normal, con fina agua nieve, hasta llegar al mirador, que como siempre, con un fuerte viento y frío. Nunca falla.



El horizonte, tan tierno como el tiempo...



Se le coge cariño al corzo...



Seigen.

En este puerto, las dos veces que hemos estado, siempre hay motos...



Fernando.

 Seguimos hacía Posada de Valdeón, hasta que llegamos al mirador de Pandetrave.




Detrás venían el grupo de la KTM, que no pararon, y un poco más atrás todavía, el grupo de las Vespas. 


Buena gente, y buena actitud, ya que quien no se conforma, es porque no quiere.


Es difícil, pero, lo mejor, estaba por llegar....



O llueve, o ha llovido, o lloverá...



Y aún así, disfrutando al máximo del viaje, del entorno, los paisajes, las carreteras que parecen hechas a medida para nosotros en Cantabría y Asturias, enlazando curvones amplios sin parar uno detrás de otro, o enlazadas ratoneras llenos de curvas ciegas, como más me gustan a mí, hasta no poder más..., genial.



Seigen y Fernando.

Y lo mejor, es que quedaba día por delante, y más días después.

Y seguimos haciendo camino, y esta vez sí, llegamos a Caín, ya que el año pasado por tiempo no pudimos ir, y este año, pese a ir apretados de hora, no podía dejar pasar la oportunidad.

Carretera muy estrecha, complicada en muchos tramos, con asfalto roto o liso, pero, merece la pena:



Hasta aquí íbamos sin ruta, ya que era una alternativa sin perdida..., hasta que casi me meto detrás de sendos Land Rover 4x4 por una pista...



Poca moto, pero, infestado de senderistas.



 Un sitio con mucho ajetreo de gente, más de lo normal.



Sitio bonito, pero, muy explotado comercialmente.


Pero, empieza a llover,


y toca salir cortando. Aún así, todo el camino de vuelta lloviendo con ganas, (es lo que nos tocó esos días, lluvia gorda, o fina, o a ratos....).

 Y sin mayor problema, vamos a por el Puerto del Pontón:


Coincidimos por segunda vez con un grupo de Vespas, y charlamos un rato. Y con otro grupo con KTM, Tracer 900, GS 1200..., en los que volvimos a coincidir en el puerto siguiente..., pero, nosotros paremos, y ellos siguieron.


Estas carreteras, y estos puertos, son un derrame de adrenalina sin parar...



Fernando.



Seigen.

 Seguimos ahora a por el Desfiladero de los Beyos, (o el Confrides Asturiano). A este puerto le tenía muchas ganas.., es perfecto. Duro, exigente, técnico, con esquinas para cruzas los puentes que tienes que bajar a 1ª, y con calma, curvas ciegas que parece que no se van a acabar nunca, SS enlazadas rápidas que ponen los pelos de punta..., y todo ello, sin dejar de bordear el río, entre altas paredes de acantilado prácticamente verticales...., y de una punta a la otra. Espectacular.

 Y con mucha pena se termina el puerto, y un poco más adelante, Casa Ricardo, que también repetimos el año pasado, y como La Central, es una apuesta segura.

 Fabada para 2... 


Los segundos: jabalí y cabrito...

Y tarta de la abuela, con galleta...

Llegamos a comer a las 14.00h, (y siempre reservamos para las 15.00h), y tras comer con mucha calma..., volvemos a hacer los Beyos en sentido contrario..., con un poco más de calma, ya que con las gomas frías, estómago lleno, y mucho desgaste físico, tocaba bajar un poco el ritmo.

 Volvimos por el Concejo de Ponga, donde el año pasado nos cortaron para que subieran las vacas..., que me gusta más en este sentido, de subida vamos más rápido, y sin parar, a buscar Riaño, León.


Y como no podía ser de otra manera, con niebla, y con lluvia muy fina.., agua nieve.


A 13º vamos bien, pero, por debajo de 8º..., otro gallo hubiera cantado.

No obstante, directos al hotel, cada vez lloviendo con más fuerza, guardar las motos, ducha merecida y ropa cómoda, y a hacer tiempo en la cafetería para la cena, ya que no podíamos hacer otra cosa...

Cenamos en el hotel, y la sopa...., digamos, que no estaba muy entusiasmada.
El segundo mejoró mucho, ya que la merluza estaba bien: 

Y por lo menos, el postre, era dulce...
 Y tras otro duro día, lleno de intensidad, como todos, tocaba descansar todo lo posible para el día siguiente.

Domingo 22. Ritmo de siempre, y al salir de Riaño, ahora sí, a disfrutar de su enorme embalse:


Increíble el tamaño...


con su propio puerto deportivo.


Algo tan simple como un puente sobre el agua..., tan sencillo como necesario.


Pero, había que seguir haciendo camino...



no sin antes quedarme con este fondo. Frío, cerrado, duro.


Como a pesar del frío, siendo las 9.30h de la mañana, con una ligera brisa, y todo en calma..., te vas sabiendo que ha valido la pena todo el viaje.

En seguida empezamos a subir otro puerto, diferente, el de Tarna...



En este puerto pasamos un frío increíble..., por lo que paramos en la cima. A estirar piernas, y recuperar sensibilidad en los dedos de las manos...

 Paramos también en el primer pueblo nada más bajar, un café caliente, y a descansar un poco, (el desgaste físico empezaba a ser importante), y a seguir por por la As-112 y la AS-230, o lo que es lo mismo, hacia Pola de Laviana,  Pola de Lena, y coronamos el alto de Cobertoria...


Tramos muy rápidos, intensos, enlazando curvas amplias con prácticamente visibilidad total en casi todo los tramos, 


con los paisajes hasta donde alcanza la vista..., (como en Dos Aguas de Valencia, pero, mucho más largo y grande).



Fernando.

 Seguimos haciendo curvas a buen ritmo, y llegamos a Barzana, Asturias, a comer en Casa Jamallo:


Potes.
Pitu. 
Tarta de galleta.

Arroz con leche.

 Aquí fue el único restaurante del viaje que fuimos a la carta, ya que no tenían menú, pero, como todos los sitios a los que hemos ido, se lo recomendaron a Fernando, y no se equivocaron, Para repetir.

Estamos en el parque natural de las Ubiñas-La Mesa, desde Caranga de Abajo vamos hacia el puerto de la Ventana.


Asturias me tiene enamorado, su tierra, su gente, sus trazados rápidos, lentos, interminables e incansables, es perfecta, al igual que Cantabría, pero, llegas aquí, y ves como cambia todo de repente, el verde de los prados, menos bosques, más abierto, duro en apariencia..., y es León. Este viaje me han sorprendido mucho León y Burgos, tierras que tenía en otro concepto, pero, que esta vez sí he podido disfrutar como se merecen.


Fernando y Seigen.


La inmensidad de los paisajes,



invitan a tomarte unos momentos,



y dejarte llevar.



Y más sabiendo que teníamos que seguir por esa carretera que seguía hasta donde alcanzaba la vista.

Tras unos momentos de relax, había que seguir...

Eso sí, que malo es el asfalto por esta zona...


Ahora tocaba disfrutar el puerto de Somiedo, (llevaba meses hablando de este puerto con Fernando), y las expectativas eran muy altas:


y se vieron ampliamente superadas.



Ni la niebla en algunos tramos,



ni la lluvia que tuvo a bien de abrazarnos con su gélido abrazo todo el puerto,



consiguió quitarnos ese buen sabor de boca de un buen puerto, asfalto cariñoso, paisajes con el río cerca..., eso sí, el año que viene esperamos poder disfrutarlo en seco.



Y aquí me permito hacer un pequeño inciso: Fernando y yo llegamos a la misma conclusión, como se notan los neumáticos de este año, T31 y Sportattack3 respectivamente, frente a los Road5 del año pasado. Simplemente, mí gozo en un pozo. Y eso, que al volver del viaje, los T31 ya llevan 7.000 kms encima.

 Después del puerto de Somiedo, enlazamos con Belmonte, donde nos desvíamos por el Puerto de Las Boinas, hasta Tuña, Asturias.


Puente romano.


La casa antigüa que más nos gustó.


Y Tuña, un pueblo muy tranquilo, pequeño, y con un hotel muy bueno, el Don Pipo, Repetiremos en este hotel.

 Después de la ducha, relax, y de civil, y tras pasear por el pueblo, a reponer fuerzas antes de dormir.

Ensalada.

Y de nuevo merluza, muy buena esta vez también.

 Y otra noche más, desesperados por romper la cama al dejar caer nuestros cuerpos exhaustos en ella, listos para seguir al día siguiente...

Lunes 23. Empezamos el día lloviendo...


La mitad del viaje lloviendo....



Nos llevamos un buen recuerdo de Tuña, Asturias.


Para nosotros, que queremos llegar a media tarde, ducha, relax, paseo antes de cenar, cenar en el hotel y a dormir, es perfecto.

 Salimos para hacer la segunda ruta circular del viaje. Estamos en la parte occidental de Asturias, para hacer innumerables puertos y altos poco conocidos por los turistas, pero, apreciados y recomendados por los moteros de la zona.


 Las carreteras, como casi siempre en esta zona, discurren por prados y bosques, con escaso o ningún tráfico.


 Estamos en una zona claramente ganadera, donde las vacas son omnipresentes, y los caballos una nota de color diferente. En definitiva, estamos en la Asturias más auténtica y profunda.


 Subimos hacia Salas, Alto de la Espina, Tineo, Alto de la Casa del Puerto, Alto de Bustellan, Alto Campaña Brañues, hasta llegar a Boal, y bajamos por la AS-12 hacia Granas de Salime,


donde paramos a comer en La Fonda a Reigada.


El objetivo era comer pulpo en este viaje.

 Lo pedimos como entrante, y estaba espectacular...

 Muy buena la sopa de pescado, (teniendo en cuenta que no me gusta, esta, estaba genial), y pote, (o fabada sin alubias, para entendernos...). Cada olla era para una persona.


Con las costillas y la carrillada yo estaba lleno, (soy más de caliente que de carne), 

Por fallo técnico, no hay fotos del postre, pero, muy bueno, y casero de verdad, como tiene que ser.

Después nos dirigimos al puerto del Palo con lluvia, (como no...). Una pena, la bajada fue muy delicada, aunque, es espectacular en cuanto a curvas y zonas técnicas por su desnivel en bajada, luego hacia Pola de Allende, y de vuelta a Tuña a las 17.45h. El día no daba para más por la lluvia, y necesitábamos descansar.

 Día especialmente duro físicamente por la lluvia, el frío y el cansancio acumulado. De hecho, me quedé durmiendo después de la ducha, pero, con el despertador, aún me dio tiempo a otra vuelta por Tuña.

 A las 20.30h, cena rápida, con ensalada de tomate: 
Costillas de segundo.


Y albóndigas:


 Para el postre, se nos pasó hacer la foto, pero, nos dejamos recomendar por el camarero, y pedimos el postre de la casa..., perfecto, Muy bueno. Para el año que viene, me acordaré de pedir el mismo.

 Después de la cena, directos a dormir lo que podamos. El día ha sido muy duro para solo 260 kms de ruta, de hecho, la media ha sido de 300 kms/día, pero, la lluvia, el frío, y el cansancio, han podido con nosotros.

Martes 24. Nos despedimos de Tuña.

 Otro día con el mismo sistema, y al pagar la cuenta del hotel Don Pipo, nos dieron sendas bolsas de picnic para más tarde. Todo un detalle. 

 Salimos de Tuña, y bajamos por el otro lado que nos quedaba por descubrir, para dirigirnos hacia Cangas de Narcea, para bajar al puerto de Leitariegos:


 Que conecta Asturias con León.


Fernando pasando frío, y lloviendo.

 Al igual que en el puerto de Somiedo,


 y tantos otros estos días,


 lluvia fina constante de agua-nieve,


 un frío duro y cortante, 


y amenazando más lluvia en el horizonte.


Otro día más en el norte.


Tan hermoso como duro.


 Llegamos a Caboades de abajo, y Villablino, hermosos pueblos con sus inclinados tejados de pizarra negra para la nieve, que por momentos, parece que estemos otra vez en los Pirineos. Además, el paisaje, diferente y a la vez impactante por su dureza, todo un contraste. Seguimos hacia el embalse de los barrios de Luna, y a lo alto del Puerto que nos llevaría a Pola de Gordon, donde aprovechamos para disfrutar del picnic del Don Pipo.


El tiempo nos respetó un poco, y aprovechamos para echar mano del picnic. Detalle de los "preñaos", que pidió para nosotros al panadero el día anterior del camarero del hotel: 

Seguimos bajando por la Robla hacía León, todo autovía cruzamos un tramo de Palencia, y entramos en Burgos, para comer en el Restaurante Pascual.

 No admiten reservas, pero, Fernando avisó que estábamos llegando, y tuvieron el detalle de apuntarnos en la lista. Tras una breve espera:

 Pasta. Hidratos de carbono nos vendrían bien...

Lubina, un poco más de sal, pero, muy buena: 


Postre y café, y cortando, ya que teníamos que llegar a Quintanar de la Sierra, Burgos.

 Llegamos a las 18.30h al hotel, sitio enorme y prácticamente solos otra vez. Y a visitar al pueblo:

La madera tiene gran importancia por aquí:
Detalle de la talla: 
Tras el reconocimiento de la zona, a cenar:


  Arroz con setas, principalmente, boletus. Muy bueno.

 De segundo era un triste muslo de pollo, poco entusiasmado, duro, con mucho aceite, y poca gracia..., ni para la foto.


 El flan compensó en parte la falta de ganas del pollo..., y otra vez, de vuelta al hotel para dormir, con un frío a tener en cuenta...

Miercoles 25. Último día, y como siempre, el triste camino de vuelta. 

 Salimos de Quintanar hacia Navaleno cambiando la provincia de Burgos por la de Soria, y nos dirigimos a San Leonardo de Yagüe para hacer la carretera que nos lleva a Ucero atravesando el parque del Cañón del Río Lobos:



Parando en el mirador de la Galiana donde tenemos las vistas del castillo de Ucero:



La Z1000SX, que se portó sin queja por todo tipo de terrenos, incluyendo tramos en obras, sin asfaltar, bajo lluvia constante la mitad del viaje, durmiendo en la calle cuando no había garaje, y en definitiva, haciendo honor a su concepto: sport-turismo.


Y la Tracer, a la que más no le puedo pedir.

 la entrada al cañon del rio lobos y todo acompañado por el vuelo de los buitres.


Para mí, los buitres son unos bichos enormes y feos con ganas, que además, no son cazadores, es decir, o les das de comer..., o como no ataquen al ganado, no comen. 


Con unas vistas amplias:



La carretera a seguir.


Después llegamos a El Burgo de Osma y enlazando comarcal y autovía llegamos a Alhama de Aragón,


Tuvimos que dar la vuelta, me pasé el mirador...



Castillo grande por fuera.


Pero, que podría tener algo más por dentro.


Seguimos haciendo camino por la serranía de Cuenca a Vega del Codorno a comer.


 Un clásico para nosotros.


Cerca del nacimiento del río Cuervo.

Mojete: 
Cazuela de ciervo: 
Buen sitio para comer, con el único inconveniente de que esta a 4 horas de casa...

Y ya solo quedaba volver enlazando curvas lo máximo posible, y paramos en la Laguna del Marquesado.


 Una breve pausa en el camino.


Siempre hay ganas de volver a casa y a la familia.


Pero, estos recuerdos, siempre te acompañan.

 Y conforme íbamos bajando, la temperatura, subía sin piedad, hasta el punto de tener que quitar forros y polar de la chaqueta...., porque, de los 7º de Burgos, a los 28º de Alicante, se notó mucho la diferencia. 

 Al final, todo tiene un comienzo, y un final, y a las 20.30h con los dos en casa, este viaje terminó.

 Ha sido uno de los viajes más duros a nivel físico por la lluvia, frío, calor.., pero, con unos recuerdos y sensaciones que hay que ir a Cantabria y Asturias para entenderlo, sentirlo, dejarte llevar por sus paisajes de película, gente sencilla, gastronomía no apta para bajar peso, y sobre todo, carreteras con curvas enlazadas sin fin, amplias, cerradas, subidas y bajadas de hasta el 20%, por no mencionar los puertos que luchando con el agua y la lluvia constante, los disfrutamos tanto como si estuvieran secos.

 Comparando con el año pasado, me ha gustado más la zona occidental de este año, menos comercial, y más sabor a Asturias auténtica, más de verdad. Y por todo ello, sabemos que volveremos.


 Y la próxima, más y mejor.