sábado, 28 de septiembre de 2019

De vuelta al norte, desde Soria hasta Cantabría y Asturias. (1ª parte).




Miércoles 18: El viaje empieza con un aplazamiento por la Dana, (lluvias torrenciales que a tantas zonas de España afectaron, sobre todo en Alicante y Murcia), que por seguridad y sentido común, nos obligó a salir semana y media más tarde.

 No obstante, con la misma ilusión salimos el Miércoles 18 de Septiembre.

 Peleando con las maletas Shad, (dichosos anclajes minimalistas....), llego a Orito, Alicante, a las 6.30h. Como siempre, se me hace muy raro ir solo en moto, sin compañeros detrás.

 Fernando ya esta allí, y con el equipo reunido, empezamos el viaje. A llegar a Villena, y en tramos hasta Almansa, tramos de niebla intensa, lo que obliga a bajar el ritmo, levantar la visera, y paciencia.



De camino a Requena, (Valencia), más niebla, y sobre todo, descenso de la temperatura, con mínimas de 9º...,




 pero, hasta Teruel City,




 a almorzar a la Cafetería Carmen, (nunca defrauda con los almuerzos), sin niebla, y aumentando poco a poco la temperatura.


































 Seguimos por la nacional, y nos desviamos en Calamocha, Teruel, a buscar Nuevalos, Zaragoza, para visitar, por fin, el Monasterio de Piedra y su parque, a las 13.00h. Vamos bien de tiempo.


14€ la entrada, es caro, pero, ya que estamos allí, y hemos hecho la ruta, (mejor dicho, Fernando se ha encargado de todo, ruta, alojamiento, comidas, etc..., al igual que el viaje al norte del año pasado), para poder visitar este lugar, decidimos pasar.


 Sabía que había muchas cascadas, pero, no me esperaba esta vegetación, que cierra el sol por arriba en muchos tramos.


Prácticamente es un oasis, con su propio micro clima, porque, fuera del parque, todo es muy diferente.


Es de agradecer, que la señora de la taquilla me guardara el casco para la visita.




No obstante, iba preparado para el frío de las primeras horas de la mañana...


Por lo que cargado con el polar, chaqueta, espaldera, botas...



 Y la temperatura sigue subiendo.





Lo que sí lo unes a las constantes escaleras, el agobio es importante.


Las botas tampoco ayudan....


No obstante, es lo que tiene hacer turismo en moto.


Llegas curveando al máximo,


y sabes que al salir, más de lo mismo, hasta el destino.



Fernando.

Seigen.

Fernando.



































Tenemos que volver, y volveremos...

Fernando y Seigen.




































Fernando admirando la cascada.




































  La cascada vista desde arriba....



Y sin ninguna prisa,



vimos el parque entero.





Y como curiosidad, el Monasterio de Piedra se llama así,

 por el nombre del río,



el río Piedra...



la subida es duras, pero, compensa.

 el sitio merece la pena.

A un buen amigo, y amiga también, les hubiera gustado venir con la reflex....
El sonido del agua al caer,


La humedad constante, el rumor del agua sin parar....
Y nosotros subiendo y bajando sin parar....

Estas caída de agua..., espectaculares.

 Fernando.









 Esta bajada es más complicada.
De camino a lo mejor del parque...

la cueva escondida tras la cascada: 


No importa que te mojes,

 ni la humedad constante,

es simplemente, emocionante.


Y la salida, 
para rizar aún más el rizo... 

 Nos llevamos un buen recuerdo.

Con la única pena, 
de no haber venido antes, estando tan cerca de Alicante como esta...
Al final de la visita, 

desesperados por rehidratarnos.


Y tras ver los peces, a la segunda parte de la visita.

El parque es para ir y vivir la experiencia, no para contarlo, porque, por muchas palabras que encuentres, se van a quedar cortas para describir más de dos horas de subidas y bajadas, y a cada casaca que ves, piensas que es la famosa, "Cola de caballo", pero no, es un de tantas... Te mojas al entrar en la cueva, por el agua pulverizada, por las constantes filtraciones del techo, y aún así, llegas hasta el final, para poder ver y recordar lo máximo posible.

 Después de la visita del parque, entraba también la visita al Monasterio de Piedra, propiamente dicho, pero, ni Fernando ni yo sacamos fotos, porque, la explicación de la guía estaba muy bien, además, contestó a mis preguntas, (eso quiere decir que sabía bastante...), y aunque el claustro de planta rectangular con su pequeño jardín era lo más llamativo, después de ver el parque, todo lo demás, nos pareció muy soso.

 Salimos a las 16.15h, lloviendo a tramos, como antes de entrar, (ya que la visita al Monasterio empezaba a las 15.30h). Pasamos por varios sitios para comer, pero, después de almorzar en Carmen de Teruel, ninguno teníamos hambre.

Seguimos con tramo de lluvia, tramo de seco hacia Alhama de Aragón, tramo de autovía hasta la A-116, después CL-116, pasamos por Morón de Almazán, al circunvalar Soria, paramos a picar algo ligero antes de la cena, y llegamos a pasar noche a Garray, Soria, a las 18.30h.


 Ducha, un poco de relax, y sobre todo, ropa de civil, (zapatillas...), vamos a ver el museo de Playmobil de la conquista de los romanos de Numancia.


(previo pago de 1€ por persona),


Y agradecer la chica joven que nos espero, y cerró más tarde, para que pudiéramos ver la exposición.


la cual nos gustó.

Y después, tras varios intentos fallidos, llegamos a las puertas de las ruinas de la propia Numancia,


 aunque, lamentablemente, llegamos tarde al horario de visitas.


Sin embargo, el atardecer es agradecido:


Fuimos cumpliendo los horarios pre establecidos, pero, nos faltó el detalle de haber pasado primero por las ruinas, y después por el hotel.


Pero, así son los viajes, siempre queda algún detalle por pulir, y eso, forma parte del encanto.



Vista de Garray desde la puertas de las ruinas.

Y de camino de vuelta al hotel, las figuras estaban para nosotros...

Es por allí: 

O, soy yo?


Cansados pero satisfechos por el día pasado, y todo lo visitado, de vuelta al hotel para cenar.

Ensalada y huevos duros.

Salmon. 

 Rabo de buey, creo recordar...

Y tarta de queso y de manzana. 

Ha sido un día muy intenso, son tramos de lluvia, sol, frío por la mañana, calor después de almorzar, mucho caminar disfrazado de romano, y preparados para seguir al día siguiente.


La buhardilla tiene su gracia, hasta que el techo complica la vida en el baño...

Jueves 19: Arriba a las 7.00h,



 desayunando a las 8.00h, y en ruta a las 8.45h.



Fernando.



 Cogemos la N-234 hasta San Leonardo de Yagüe, seguimos por la SO-P-5111, continuar por la BU-921, y la BU-910 hasta Santo Domingo de Silos, donde Fermando me enseña el Desfiladero de la Yecla:



 Reconozco que sí no me lleva Fernando, paso de largo sin darme cuenta...


Dejamos las motos a la sombra.


Caminamos un poco...


y la entrada esta al lado del túnel.




Los buitres no dan buena..., "sensación".




Bosque cerrado, río por abajo, y un silencio solo roto por el correr consntate del agua.




Y calor, mucho calor ya...., a finales de septiembre, ya podría hacer más frío.
Comienza el descenso: 

 Empieza suave...
 Leyendo la descripción, en un principio era una bóveda, pero, el techo acabo cediendo, y ahora es solo un desfiladero.


 Y estrecho todo el camino.

 Esta bien acondicionado, y se nota.
 Alguna piedra cae...

Es más largo de lo que pensaba...


Afortunadamente, no hace pesado el trayecto.

 Ya que con la equipación y el casco a cuestas...


Pero, todo se acaba...

El río ya no corre tanto, 




 Y donde termina el túnel, acaba la pasarela.


 Vale la pena recorrer todo el camino.


Lastima que el recorrido sea tan corto. 


 Y al final, no hay un túnel, sí no dos....
 Vuelta por el mismo sitio, así evitamos pasar por los túneles, y volvemos a disfrutar de las pasarelas...
 Y con tramos que se bajan, 

mucho mejor que se suben....

ya que la pendiente es importante.

Además, no podemos olvidar los tramos "trampa"....


 Seguimos camino, cruzamos Burgos, y por N-623 llegamos a Orbaneja del Castillo.


El agua es cristalina,


la cascada, con el río que cruza todo el pueblo.


Y para sacar algunas fotos,



nos complicamos la vida un poco más de lo normal...



El puente.



Desde esa perspectiva,



valía la pena el esfuerzo.



 Fernando.

Seigen.
La única pega del pueblo, es que hay que dejar las motos en la carretera, donde hay un par de aparcamientos pequeños, pero, suficientes.
Donde había un Morgan...


 Y conforme subimos andando hasta el pueblo, a mano derecha:



Y la subida, como no podía ser de otra manera, empinada...


A finales de septiembre..., en pleno deshielo de primavera, tiene que ser espectacular....

Y el río cruzando el pueblo.

Tranquilidad, sin prisa, aquí la vida va a otro ritmo: 


Nos costó encontrar el restaurante que teníamos reservado para comer, pero, al final, todo llega.
Ensalada, fabada, carrillada, postre..., ya empezamos con lo bien que se que come en el norte...

 Requesón y bizcocho con mermelada...

Y de vuelta a por las motos, esta vez bajando las escaleras: 
El calor volvía a ser importante:
Fernando para este viaje tenía varías alternativas, o sitios para desviarnos sí íbamos bien de tiempo, y para este día, había sorpresa.


Puentedey.


Teníamos dudas, pero, al final,


decidimos bajar las motos hasta abajo,


y llegar fue fácil,










pero, dar la vuelta en la arena fina de los sedimentos del río...

 nos costó un poco más...


 Y por el otro lado,

Tampoco esta mal...




De charla con dos compañeros de Bilbao y Asturias.

Pero, había que seguir haciendo camino, pero, antes:



Dicen que es el mejor banco de Castilla....



Increíble donde esta el pueblo...



o el puesto de fruta solo. Sí quieres algo, toca el timbre, o llama al móvil....



Al salir, el objetivo era llegar a Vega de Pas, (Cantabria), por el puerto de las Estacas, pero, había un cartel de cortado por obras, y nos señalizaba una alternativa para llegar.

Seguimos un tramo de la alternativa...



Niebla densa, minas en la carretera, (cacas de vaca), vacas que como no ven, no se mueven mucho...



El desvío nos metía casi dos horas extra, llegaríamos tarde, y no queríamos eso.



Y al final optamos por mí idea original, intentar cruzar el Puerto de las  Estacas, y a las malas, deshacemos camino, y entramos por el Puerto del Escudo, que es más soso, pero, llegamos relativamente bien de hora.

Así que, media vuelta:



hasta llegar al pueblo "Las Machorras"..., donde podemos preguntar sí podremos pasar el Puerto de las Estacas.



Nos confirman que están re asfaltando, pero, que están dejando pasar..., y allí que vamos, y efectivamente, tramos de asfalto recién puesto, pero, dos horquillas de bajada, la primera de izquierdas, sin problema, pero, la segunda de derechas..., sin asfalto, solo tierra dura y un montón de gravilla fina, vamos, con mucha calma.

 No obstante, cuando las obras se terminaron, disfrutamos el puerto como críos..., ya empezaba lo mejor del viaje.

Ahora sí, directos a nuestro destino final del día:































Santillana del Mar, Cantabria.


La posada del año pasado no pudo ser, pero, encontramos esta, que también estuvo perfecta para nosotros.

Y como no solo de curvas vive el motero, arroz con calamares en salsa americana.


Entrecot. 

Y tarta de queso, otra vez.... 

Después de cenar, y caminando para pasar otra noche más, sí, otra buhardilla.
Y el detalle de los cojines en forma de corazón...


Viernes 20. Como es costumbre, arriba a las 7.00h.


Y a desayunar a las 8.00h:

Desayuno muy bueno por 6€, buen jamón, y el queso..., espectacular. Por no mencionar las galletas caseras con pedazos de chocolate.
Tenemos prevista una ruta circular, salimos de Santillana del mar, pequeño tramo de autovía, y a la altura de Santa Cruz de Iguña, enlazamos con la N-611, donde vamos disfrutando de amplias curvas y prácticamente sin tráfico. Llegamos a Reinosa, y después, subimos el puerto de la Palombera:


El silencio es sobrecogedor.


 Junto al buen asfalto, mejor temperatura, y muchas ganas...


 El tramo promete...


El tiempo y la temperatura varían constantemente...



Seguimos enlazando curvas sin fin, y llegamos al Balcón de la Cardosa:


Y con la estatua del corzo, (gamo, ciervo, etc...), me suena mucho,


a un hermano suyo en otro mirador, o el año pasado, estaba en la parte de arriba....

 Continuamos por una carretera divertida, muy intensa, pasando por tramos que los arboles cierran el cielo por arriba..., pasando por el pueblo Correpoco, hasta llegar a Barcena la Mayor:


Hay un parking a 1€ por moto en el exterior del pueblo, por lo que dejamos allí las motos, y vamos andando el pequeño tramo hasta el pueblo.


 Llama la atención el conjunto del todo.

El pueblo es muy bonito, combinando casas recién reformadas con mucho gusto por lo clásico, con otras totalmente abandonadas, al igual que las calles inmaculadas, limpias y bien cuidadas, con un claro contraste por la falta de gente por sus calles, y el silencio solo roto por el constante rumor del agua correr del río que pasa por el lateral... 

De lo poco que vimos abierto, excepto los restaurantes, una pequeña tienda de figuras y recuerdos varios, en la que la señora, en un claro ejemplo de marketing, al comprar lotería de Navidad, (sin recargo), nos ofreció "chorizo de ciervo con queso de cabra"...., espectacular, y al final, 2 chorizos para casa.


Aprovechando las paradas para llamar a casa.


Había un cartel enorme en un restaurante, que ponía que tenía el premio al mejor Cocido Montañes de Cantabria 2019...., pero, personalmente, me extraña..., difícil hasta el extremo poder decidir algo así.


Recorrimos todo el pueblo, con calma...



Pero, había que seguir....


y me quedo con el río, y un buen recuerdo de un pueblo tan especial.


Después, deshacer el camino hecho para llegar a Barcena la Mayor, y seguir a Puentenansa, Panes, y la carretera de Cabrales...


 Aquí el calor era brutal...,


 a quitar los forros de la chaquetas, ya que los pantalones salimos sin ellos puestos.


 Y paramos a comer en La Central, como el año pasado:


Sigue el loro, que solo sabe decir una cosa...: "borracho".

 Esta vez pedimos solo un plato de fabada: 
Y otro de patatas rellanas de carne picada. Aunque, personalmente, no están a la altura de la fabada.
Y el cabirto..., prácticamente ya no lo pude probar, había que dejar sitio...
Eso sí, los postres..., emocionan. El postre de la casa, "tarta de la abuela", que lo único que quitaría sería la nata de bote industrial, porque el resto, desde el primer toque hasta el último..., increíble, como algo tan simple y sencillo puede estar tan bueno. O como un bar de carretera, que ya nos los recomendaron el año pasado, y preparando este viaje, tanto Fernando como yo sabíamos que queríamos volver, puede tener cosas de tan buena calidad.
 Después de comer, sin prisa, de vuelta a las motos, y nada más salir del bar, 


ya estás enlazando curvas amplias, combinadas con curvas ciegas, el río al lado..., lastima de neumáticos fríos. 

 El tiempo, con sus constantes cambios, se cierra más de lo normal, y rompe a llover con mucha intensidad, pero, seguimos hasta encontrar la gasolinera:


Los úlitmos kms antes de la gasolinera, cayendo sin miedo...


Y empezamos:

-Seguimos....?

-Claro. Sí solo es agua..., jajajaja.

Continuamos hacía Corao, donde, seguía lloviendo, y hacemos el puerto más técnico que he hecho nunca..., subidas y bajadas constantes, mucha inclinación, curvas rápidas muy seguidas, o como digo yo, la zona de las SS muy rápidas, pero, aunque parezca un contrasentido, enlazando esas SS iba en 1ª..., y pensando, bufff...., no puedo meter 2ª, pero, ni siquiera puedo apurar la 1ª...., tanto subiendo como bajando, y la lluvia sin parar, hacía ir muy atento a la goma trasera, aunque no tuve ningún problema por falta de agarre, y en las frenadas de bajadas, tuve que tirar en algunos puntos de freno trasero, algo muy extraño para mí.

 Disfrutamos ese tramo como críos, y tristemente, se acaba lo bueno, coronamos el Alto del Torno, y bajamos hacía Nueva de Llanes, para, de repente, ver el mar al fondo..., y estar de hecho muy cerca del mar. Fue un pequeño "schock", de repente, estas enlazando curvas sin parar en alta montaña, y en la curva siguiente estas viendo el mar, y estas muy cerca de hecho..., los contrates tan intensos de estas tierras del norte.

 Terminamos de bajas, y vamos a Llanes, (como el año pasado), y nos paramos en el "banco de pensar":



Vivo cerca del Mediterráneo, pero, el Cantábrico es diferente, más intenso, con el azul más oscuro, y el mar golpeando con más fuerza el litoral.

 Y seguimos haciendo curvas cerca de la costa, hasta que vemos el mirador de la playa de Pechón:





Seigen.



Fernando.



Y seguiamos con lluvia a tramos, camino a San Vicente de la Barquera, y por el Parque Natural de Oyambre a Comillas, y desde allí de vuelta a pasar noche a la posada de Santillana del Mar.

 Ducha, ropa de civil, e ir andando un pequeño tramo hasta el restaurante, sin saber sí volveríamos lloviendo....

Fernando como siempre, ha reservado para la cena, y esta vez sí, el restaurante del año pasado sí estaba disponible.

 Cuesta, pero, una ensalada ligera para cenar...





Y el entrecot: 
Aunque el postre de requesón, no estaba a la altura de La Central...
Y al final, tuvimos suerte, y pudimos volver sin lluvia a la posada.

(Fin de la 1º parte del viaje, el blog no me deja meter más fotos...).

1 comentario:

  1. Ruta wapa seigen.....Por cierto,hambre no pasásteis ehhhh
    Saludos desde el noroeste...
    Vssssssssss

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